Después de décadas explorando la narrativa, la filosofía y la introspección, Marifé Santiago Bolaños, reconocida autora que ha abarcado distintos géneros como la poesía, el ensayo, la narrativa, regresa con una obra que recopila los relatos más íntimos y poderosos escritos durante varias décadas que ha titulado 'Soy guardiana de lo que ya nunca pasará (Resurrecciones)', publicada en Huso editorial recientemente. Filósofa de formación y narradora por vocación, su nuevo libro es un viaje a través de emociones, reflexiones y mundos imaginarios que han marcado su trayectoria. En esta entrevista exclusiva, nos adentramos en su proceso creativo, las historias detrás de cada relato y cómo su formación filosófica moldea su narrativa. Pero también hablará de otro evento que ha conseguido simultanear con la promoción de su más reciente obra, Ciclo Conversaciones hilanderas en tiempos de hilos rotos. Acompáñanos a descubrir los secretos de una escritora que siempre nos sorprende.

Concluyo una novela, con la que he estado más de quince años, y en su tiempo de reposo he querido recorrer la vida de estos relatos

Pregunta: - Has vuelto a la narrativa después de cierto tiempo, ¿qué motivó publicar ahora una recopilación de todos tus cuentos y relatos?
Respuesta: - Nunca abandono la escritura narrativa, pero el nacimiento de un relato o de una novela tienen siempre una poética lenta. Concluyo una novela, con la que he estado más de quince años, y en su tiempo de reposo he querido recorrer la vida de estos relatos, desde el primero publicado hasta el último. Recorrer su memoria, en la distancia, y encontrarme con un pasado que es presencia al volver a leerlo. Esa continuidad de la escritura que es la continuidad de mi propia biografía más allá de mí.

P: - 'Soy guardiana de todo lo que ya nunca pasará (Resurrecciones)' es su título, ¿cuál es el mensaje que quieres dar con este nombre?
R; - Cuando entrego una obra deja de ser mía, solo soy quien tuvo el privilegio de leerla la primera, de tener la primera su mundo delante del corazón. Por eso son “resurrecciones”, nuevos naceres. Cada instante vivido es un adiós y una bienvenida, y reconocerlo es ya hacer inventario, hacer memoria. En ella está lo que fue y lo que no pasará nunca. Tan importante es un estado como lo es el otro. Y la literatura está en vela para que así sea.

P: - Hay cuentos y relatos recientes, pero también hay de años atrás, ¿dónde te encuentras y dónde no desde tu actual mirada?, ¿qué sentiste en la relectura de estos durante el proceso de recopilación?
R: - Me encuentro ante esos relatos, los escucho, dialogo con ellos, nos miramos y nos acompañamos recordando el porqué y el hacia dónde. Como pasar, despacio, fotografías donde te reconoces con la misma sorpresa que te desconoces en un espejo.

Leer teje tiempo, permite que tengamos experiencias humanas, que nos enfrentemos a dilemas, que imaginemos soluciones

P: - ¿Leer es sentir el tiempo?
R: - Leer es un acto de solemne y transformadora resistencia contra todas las manifestaciones impositivas de la violencia. Leer teje tiempo, permite que tengamos experiencias humanas, que nos enfrentemos a dilemas, que imaginemos soluciones.

P: - ¿Hemos roto el vínculo con la lentitud?
R: - Escribir, o sea, leer es cuidar ese vínculo y compartir tal experiencia como se comparten los misterios que nos constituyen. Porque toda escritura es un para otro, y esa primera otredad somos nosotras mismas.

P: - ¿En medio de la vorágine actual, ¿hay tiempo para el descubrimiento?
R: - Las palabras palpitan y crean mundos, la belleza está siempre a nuestro lado. Ignorarlo es dejar que nuestro corazón se apague, es claudicar tal y como estamos, desgraciadamente, notando que se fuerza a que ocurra. El descubrimiento no es, me parece, una búsqueda sino un encuentro al que hemos de darle hospitalidad. Podríamos llamarlo posibilidad todavía. Si lo convertimos en búsqueda seguiremos enredadas en esa vorágine aniquiladora que desgasta palabras hasta acabar con su poder. Y descubrir no será un cuidadoso desvelar, un abrirle los brazos a lo que aún no es y podría ser.

La tecnología es humana, no nos olvidemos de eso. El peligro es confundir la herramienta con el objetivo

P: - ¿Ante la velocidad de la tecnología, ¿podemos volver a lo humano?
R: - La tecnología es humana, no nos olvidemos de eso. El peligro es confundir la herramienta con el objetivo. Y, desde luego, persistir en una productividad sin fondo ni fin, que va robándole humanidad a lo humano a cambio de frustración y desasosiego vestido de falso bienestar y de supuesto éxito más falso todavía.

P: - La salida de tu nuevo libro coincide seguramente con las muchas actividades que ocupan tu vida, pero especialmente coexiste con el Ciclo Conversaciones hilanderas en tiempos de hilos rotos, que desde septiembre se desarrolla con inusitado éxito de público, en el Ateneo de Madrid, ¿qué has pretendido con este ciclo ideado por ti y del que has sido su moderadora desde el primero?,¿de alguna manera está vinculado con la colección Palabras hilanderas, que fundaste en 2021 y que hoy cuenta con 20 títulos?
R: - Está vinculado, sí. Y la pretensión era crear espacios de escucha y de sosiego para el pensamiento, asistir a ese desvelamiento de mundos que no son información o dato, sino la gestación de sueños creadores capaces de darle la vuelta a la barbarie. La barbarie es también todo aquello a lo que me he referido en las preguntas anteriores: aniquilar la esperanza, inyectar el virus del miedo que siempre trae parálisis y enfrentamiento. Ha sido una práctica de lo que entiendo por poéticas de la lentitud, que crea, cómo no, una comunidad de personas cómplices. Es más sencillo atravesar lo oscuro en compañía, y escuchar cómo trabajan nuestros pensamientos y nuestros sentimientos cuando se respetan los unos a los otros y los de unos y otros.

P: - El último ciclo será el 15 de diciembre, pero esta vez eres parte y no moderadora y estarás junto con el poeta, escritor y ensayista, José Manuel Lucía Megías. Lo has nombrado “Hogares llamados bibliotecas”. ¿hay un mensaje reivindicativo hacia esos hogares?
R: - El maestro Gamoneda dice que la belleza es un lugar al que no van a parar los cobardes… De eso tratará nuestra conversación, llena de amistad y admiración mutua.

P: - ¿Qué es lo próximo?
R: - Lo siempre presente: leer y escribir.