El escritor estadounidense Garth Greenwell (Louisville, 1978) se encuentra en España para presentar su nueva novela, 'Pequeña lluvia' (Random House), una novela conmovedora que explora las capas más íntimas del ser humano a través de los ojos de un poeta cuarentón que se ve de repente ingresado en la UCI de un hospital por una enfermedad muy grave, todo ello en tiempos del COVID.

Greenwell nos recibe con una sonrisa enorme en la sede madrileña de Penguin Random House, su conversación es tranquila, profunda, sincera y cercana, igual que su novela. Habla un castellano casi perfecto, un idioma que aparece de forma recurrente en el libro. Y es que el marido del protagonista, L., es español, como la pareja del propio autor, el poeta granadino Luis Muñoz, a quien dedica el libro. Sin embargo, nos explica, no es un libro autobiográfico: "Es una novela porque está llena de cosas inventadas. Pero lo más importante es que no siento ningún tipo de lealtad a lo vivido, mis únicas lealtades en el libro son a la belleza, a lo dramático y a los valores artísticos", asegura.

Cree que el arte es uno de los lugares donde podemos encontrar sentido a la vida, que es la gran pregunta que atraviesa todo el libro. Auque no tiene ninguna intención política, el trumpismo y la polarización social también estan presentes en 'Pequeña lluvia'. El protagonista vive en un estado profundamente republicano y sus vecinos son votantes de Trump. Greenwel no elude hablar alto y claro de la situación en EEUU: "Ya no reconozco mi país. Siento una vergüenza profunda y también un luto profundo por él".

El narrador plantea una de las preguntas clave de la novela: "¿Cómo podemos vivir juntos sin recurrir a la violencia?". No puede bloquearlos como haría en redes sociales y está obligado a tratarlos porque son sus vecinos. Descubre en las pequeñas cosas del día a día, como hablar del tiempo o del perro es un punto de partida para convivir en paz. 

Entrevista completa a Garth Greenwell

PREGUNTA.- Se ha dicho de 'Pequeña lluvia' que es una novela que trata sobre lo que realmente significa estar vivo. ¿Qué significa para ti estar vivo?

RESPUESTA.- Por eso tuve que escribir la novela. Mi respuesta es la novela entera. El narrador sufre un dolor aplastante. Ha tenido un desgarro en la aorta, algo bastante grave, y una de las primeras cosas que oye en el hospital es a un médico que le dice: “Hombre, se puede morir de este problema”.

Es un hombre que ha vivido siempre en el campo, con buena salud, poco más de 40 años. Nunca había pensado seriamente en la muerte. Y de repente está ahí, frente a él. Tiene que enfrentarse con el hecho de que puede morir esta semana, o dentro de no se sabe cuántos años. La presencia de la muerte pone una presión enorme sobre su vida, no solo la presente y tiene que preguntarse —de una forma completamente inesperada—, si voy a morir con cuarenta y tantos años, ¿qué sentido ha tenido mi vida?, ¿qué valor?, ¿de dónde ha salido ese valor? Esas son las preguntas que la novela intenta responder.

Me interesa profundamente en la literatura y en el arte en general es su capacidad de llegar a través de la emoción de lo particular a lo universal

P.- Aunque aborda una situación muy personal y en EEUU, es muy universal. Sin pasar por esa enfermedad, me he sentido identificada con el personaje, posiblemente por esa vorágine que nos envuelve y nos impide pararnos a pensar en la fugacidad de la vida.

R.- Sí. Eso es algo que me interesa profundamente en la literatura y en el arte en general es su capacidad de llegar a través de la emoción de lo particular a lo universal. Me parece que esa es la magia del arte. Un desgarro en la aorta es algo raro, una experiencia fuera de lo normal, pero precisamente por esa particularidad, el personaje tiene que enfrentarse a cosas que son reales para todos y en todo momento: una vulnerabilidad completa, una dependencia completa, y una realización de su propia finitud.

P.- La novela está dedicada a su pareja, Luis Muñoz. Y la pareja del protagonista también se llama L. y es español. ¿Hay algo de autobiográfico en la novela?

R.- Aunque puedan aparecer cosas reales, yo siempre trazo una línea entre mi vida y mis obras. En esa ocasión la línea es más borrosa porque incluso llego a citar un poema de mi pareja, pero no es una autobiografía ni me gusta que lo sea. 

Yo recurro a la ficción cuando lo vivido se escapa de mi entendimiento. Necesito los recursos que me proporciona l arte, la sintaxis, las formas lingüísticas, la presión de la escena sobre los personajes y la posibilidad de invención. Es una novela porque está llena de cosas inventadas. Pero lo más importante es que no siento ningún tipo de lealtad a lo vivido, mis únicas lealtades en el libro son a la belleza, a lo dramático y a los valores artísticos

P.- En la novela conviertes la enfermedad y el dolor en poesía.

R.- Me gusta que lo digas. La poesía es la respuesta del narrador al dolor, a la enfermedad, a la muerte. Ha consagrado su vida al arte y ahora, enfrentado a la muerte, se pregunta si esa apuesta ha tenido sentido.

Aunque el protagonista esté dos semanas en cama, es el libro en el que más libre me he sentido para moverme, mentalmente.

P.- ¿Ha sido un reto literario diferente a tus anteriores obras?

R.- Sí, sin duda. Un reto muy interesante. Me preguntaba cómo escribir una novela en la que el protagonista nunca sale de su cama. Y resultó ser muy estimulante, porque la inmovilidad del cuerpo me dio un tipo de libertad para explorar el movimiento de sus pensamientos. Lo que le sucede impone una presión sobre toda su vida, lo que le permite viajar a cualquier momento, a cualquier lugar de su historia. Así que, aunque el protagonista esté dos semanas en cama, es el libro en el que más libre me he sentido para moverme, mentalmente.

P.- Parece una invitación a parar y pensar en quiénes somos. ¿Fue tu intención?

R.- Totalmente. Hemos construido un mundo que no nos deja pensar en las preguntas importantes. Especialmente en la muerte, que nos va alcazar a todos. Y es exactamente esa finitud la que nos permite amar, ser amados y también crear arte, que son las cosas que el protagonista identifica como las fuentes de valor.

El arte —como también la religión, aunque yo soy ateo— nos da una idea de un valor humano que no se puede convertir en dinero. Y eso me parece fundamental

P.- ¿Ese mensaje tiene algo que ver con la religión?

R.- Soy ateo. Hace siglos, el sentido de la vida estaba dado por la Iglesia. Hoy tenemos que buscarlo por nosotros mismos y el arte uno de los lugares donde se puede encontrar. Nos permite expresarnos en nuestra totalidad y lo hace de manera no instrumental. El capitalismo quiere hacer de todos nosotros un tipo de valor contable, algo que se puede instrumentalizar. Pero el arte —como también la religión, aunque yo soy ateo— nos da una idea de un valor humano que no se puede convertir en dinero. Y eso me parece fundamental.

Ya no reconozco mi país. Siento vergüenza, y un luto profundo

P.- En la novela también aparece la polarización. El protagonista tiene vecinos votantes de Trump.

R.- Ya no reconozco mi país. Siento vergüenza, y un luto profundo. ¿Cómo podemos vivir juntos sin violencia? Esa es la gran pregunta. El narrador ha comprado una casa. Está implicado en una comunidad. Sabe que no puede bloquear a sus vecinos como a un troll en las redes sociales ni tratarlos como si no fueran humanos. Son personas reales. Y eso lo obliga a una forma de vida distinta: una convivencia basada en el respeto, en lo cotidiano, hablar del tiempo o del perro, cosas qeu antes me parecían vacías y ahora se revelan preciosas. Necesitamos de forma urgente ese tipo de relaciones.

P.- En tu literatura hay una normalización de las vidas LGTBI más que una reivindicación explícita. ¿Lo vives como una obligación?

R.- No, en absoluto. Para mí es muy importante proteger el arte de cualquier tipo de obligación de ese estilo. Es algo misterioso. No quiero convertir esto en un argumento polémico, pero sí creo que el arte es profundamente moral, forma parte de nuestras vidas morales.

Pero para que pueda tener ese valor, es necesario protegerlo del moralismo. El activismo, lo político —que también son muy importantes— deberían surgir de nuestras partes más racionales. El arte, en cambio, viene del corazón, del alma, de las entrañas. Y eso es otra cosa. Nunca parto con ninguna intención explícita, pero quiero ver el mundo en toda su complejidad, y eso incluye tratar las vidas queer en su complejidad.

P.- Hablas muy bien español. ¿Tienes vínculos con España?

R.- Sí. Llevo trece años con mi pareja, el poeta español Luis Muñoz. Me encanta España, y especialmente su literatura. La poesía, en particular, es muy importante para mí. En la novela se menciona a Cernuda, que ahora es un poeta fundamental en mi vida. Me encanta Madrid, pero tengo un amor especial por Granada, la ciudad natal de Luis. Me parece una de las ciudades más hermosas del mundo. Cada vez que puedo pasar tiempo allí, me siento muy bien.

La literatura latinoamericana y europea siempre ha sido más importante para mí que la narrativa norteamericana

P.- ¿Qué autores españoles o latinoamericoanos te gustan?

R.- La literatura latinoamericana y europea siempre ha sido más importante para mí que la narrativa norteamericana, no sé por qué. Muchos de mis recursos literarios vienen de ahí.Javier Marías ha sido uno de los más importantes para mi escritura y mi estilo. También Pedro Lemebel, el escritor chileno, y que creo que es uno de los más grandes escritores del siglo XX. Manuel Puig. También todos los autores que forman parte de lo que se llama en mi país la corriente barroca: Reinaldo Arenas, Severo Sarduy... Siempre estoy leyendo algo en español. Ahora estoy con Álvaro Pombo, me gusta mucho, y también Brenda Navarro. 

P.- ¿Y Lorca?

R.- Claro. Es muy importante para Luis. He leído mucho a Lorca y voy a estar en Granada la semana que viene celebrando su vida y su obra. Me emociona mucho.

Carrera literaria de Garth Greenwell

Garth Greenwell es autor de Lo que te pertenece, traducida a doce lenguas, ganadora del British Book Award y finalista de varios premios, además de ser seleccionada como una de las mejores novelas de 2016 por más de cincuenta publicaciones de nueve países. 'Pureza' fue nominada a varios premios y estuvo en las listas de los mejores libros de 2020 en The New York Times, The New Yorker y Time, entre otros. 

'Lluvia pequeña' ha sido galardonada con el PEN/Faulkner Award de Ficción 2025 y nominada al National Book Critics Circle Award, además de haber sido aclamada por la crítica y seleccionada entre los mejores libros de 2024 según el Financial Times The Washington Post, entre otros. Graduado en Harvard y en el Iowa Writers' Workshop, los relatos de Greenwell han sido publicados en The New Yorker, The Paris Review, A Public Space VICE, y colabora como crítico en The New Yorker, The London Review of Books The New York Times Book Review. Es escritor residente distinguido en la Universidad de Nueva York, y actualmente vive entre esta ciudad y Iowa City.