La política y la música se cruzan de nuevo. Esta vez, lo han hecho en forma de canción metal con aroma a Pimpinela. El grupo Lujuria, veteranos del heavy español, ha compuesto una letra dedicada al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, a raíz de un comentario de Óscar Puente en redes sociales. Y el propio ministro ha respondido con una frase que resume todo: “No está mal”.

La canción, que juega con el formato de dúo romántico roto, se ha convertido en una sátira directa sobre el vaivén político del líder conservador y su relación con Vox. La letra no solo parodia sus movimientos desde que llegó a Madrid, sino que lo hace con tono melodramático y referencias personales y políticas que no dejan títere con cabeza.

Letra completa de la canción de Lujuria dedicada a Feijóo

Hace dos años y 5 días que casi gané  
Pero no soy presidente porque no he querido ser  
Y, aunque no he sido feliz, aprendí a vivir sin su amor  
Pero, no puedo olvidarlo, y busco consuelo cortejando a Vox.  

¿Quién es?  
Feijóo  
¿Qué vienes a buscar?  
A ti  
Ya es tarde  
¿Por qué?  
Porque ahora Montoro te manchó con su carmín  

Por eso vete  
Olvida mi nombre, mi cara, mi casa  
Y pega la vuelta  
Jamás te pude comprender  
Vete  
Olvida mis ojos, mis manos, mis labios  
Que no te desean  
Estás mintiendo, ya lo sé  
Vete  
Olvida que existo, que me conociste  
Y no te sorprendas  
Y viaja en un yate, que tú, para eso, tienes experiencia  

En busca de emociones, de Galicia marché  
Para presidir un país, que igual que un currículum nunca encontré  
Y, al descubrir que era todo una gran fantasía, volví  
Porque entendí que quería las cosas que viven en ti  

Adiós  
Ayúdame  
No hay nada más que hablar  
Piensa en mí  
Adiós  
¿Por qué?  
Porque ahora Tellado es quien gruñe junto a ti

Análisis: drama romántico convertido en sátira política

La estructura de la canción parodia claramente el estilo del dúo argentino Pimpinela, con líneas dialogadas cargadas de reproche sentimental. Pero aquí no hay desamor de pareja, sino ruptura política. Lujuria convierte la narrativa de una relación fallida en un retrato del paso fallido de Feijóo por la política nacional.

"Hace dos años y cinco días que casi gané / Pero no soy presidente porque no he querido ser": abre la canción con ironía, recordando la investidura fallida tras las elecciones de 2023 y aludiendo a la estrategia de responsabilizar a los demás de su propia derrota.

"Busco consuelo cortejando a Vox": una frase clave. Aquí se expone sin rodeos la dependencia parlamentaria del PP hacia la ultraderecha, presentada como un “rebound” sentimental desesperado.

"Porque ahora Montoro te manchó con su carmín": el nombre del exministro aparece como símbolo del pasado del PP, sugiriendo que las viejas políticas fiscales y personajes del pasado siguen marcando a Feijóo.

"Y viaja en un yate, que tú, para eso, tienes experiencia": referencia directa y sarcástica al episodio de las vacaciones de Feijóo en un yate con un empresario en plena crisis política. Una estocada personal con precisión quirúrgica.

"Para presidir un país, que igual que un currículum nunca encontré": otra frase brillante. Apunta al desajuste entre las aspiraciones de Feijóo y su resultado real. Ni el país ni el relato cuadran.

"Porque ahora Tellado es quien gruñe junto a ti": la canción cierra mencionando a Miguel Tellado, portavoz del PP en el Congreso, presentado como su nuevo “acompañante”, en tono de burla animalizada.

Puente y la bendición irónica

Óscar Puente, que inició esta historia lanzando el reto en forma de tuit, recibió la letra con ironía. Su “No está mal” funciona como aval cultural: con solo tres palabras legitima el valor artístico de la sátira y se suma con elegancia a la burla. Una jugada política que conecta con su estilo comunicativo: directo, mordaz y pop.

Lujuria no solo ha hecho humor, ha construido un relato: el de un político que quiso ser presidente, pero se perdió en sus propios pactos, errores y vaivenes internos.

Y lo han hecho con una fórmula efectiva: parodia emocional, letra ágil y referencias reconocibles. El resultado es una pieza que podría cantarse en un mitin, pero también en una sala de conciertos o en TikTok. Eso es cultura política del siglo XXI.

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