La industria del entretenimiento en Corea del Sur está de luto tras conocerse la trágica noticia del fallecimiento de la actriz Kim Sae-ron, cuyo cuerpo fue hallado en su domicilio de Seongsu-dong, al este de Seúl, el pasado 16 de febrero. La estrella, de 24 años, fue encontrada sin vida por un amigo que, alarmado por su ausencia, alertó a la policía al no obtener respuesta en su domicilio.
Las autoridades han informado que, por el momento, no se ha determinado la causa de la muerte, aunque no existen indicios de violencia, robo o asalto en la vivienda. Se espera que en los próximos días se realicen las investigaciones pertinentes para esclarecer las circunstancias de su fallecimiento.
Trayectoria profesional de Kim Sae-ron
Nacida el 31 de julio de 2000 en Seúl, la actriz debutó en el cine a una edad temprana, alcanzando la fama en 2009 con la película A Brand New Life. Su actuación la convirtió en la actriz más joven en ser invitada al Festival de Cine de Cannes, marcando un hito en su carrera. Posteriormente, participó en proyectos cinematográficos de gran reconocimiento como The Man from Nowhere (2010) y el thriller The Neighbors (2012), consolidando su reputación como una talentosa estrella en ascenso.
Otros de sus trabajos en el cine incluyen A Girl at My Door (2014), Ordinary People (2018) y Everyday We Are (2022), con los que continuó demostrando su versatilidad y carisma en la pantalla grande.
En el mundo de la televisión, destacó en series como Heaven's Garden (2012), Hi! School - Love On (2014), Kiss Sixth Sense y su última aparición en la serie de Netflix: Bloodhounds (2023).
Problemas personales y retiro temporal
A pesar de su exitosa carrera, la actriz enfrentó un duro revés en 2023 cuando fue detenida por conducir en estado de ebriedad y estrellar su vehículo contra un transformador y una barandilla de protección pública, causando un corte de energía en varios comercios cercanos. Aunque evitó la prisión, fue condenada a pagar una multa de 19.800 euros y se convirtió en el centro de fuertes críticas por parte de la opinión pública surcoreana.
Las repercusiones del incidente la llevaron a retirarse temporalmente de la escena pública, pasando al anonimato para escapar del acoso mediático. Decidió cambiarse el nombre a Kim Ah-Im con la intención de reconstruir su vida y alejarse de la presión de la fama. Con la intención de comenzar de nuevo, encontró un nuevo propósito en la industria de la hostelería, trabajando como gerente de una cafetería, experiencia que le devolvió la confianza para retomar su pasión por la actuación en pequeños proyectos.
Su inesperado fallecimiento ha conmocionado a la industria del entretenimiento y a sus seguidores, quienes han llenado las redes sociales con mensajes de condolencias y homenaje a su legado. Se espera que en los próximos días se ofrezcan más detalles sobre las causas de su deceso y los actos conmemorativos en su honor.