La actriz Sally Kirkland murió este martes en Palm Springs (California) a los 84 años, según ha confirmado su representante a Variety. La intérprete había ingresado en cuidados paliativos la semana anterior, después de sufrir una caída en la ducha que le provocó lesiones en las costillas y el pie, de acuerdo a su página de GoFundMe, cuyos familiares le habían abierto para hacer frente a sus gastos médicos. A estos problemas se sumaban un diagnóstico de demencia y una infección ósea que se había extendido al torrente sanguíneo.

A pesar de su avanzada edad, Kirkland seguía trabajando. De hecho, aún tiene pendiente de estreno, según Imdb, varios cortometrajes y un largometraje titulado Here we are en el que "una pareja gay interracial se enfrenta al romance y al racismo en un mundo convulso", reza su sinopsis. Dirigida por William Clift, la actriz compartía cartel con el actor Mel England, que no ha dudado en dedicarle unas palabras a la fallecida intérprete: 

"Oh, mi querida @sallykirklandactor, te quiero muchísimo. Gracias por acogerme, por compartir tu sabiduría, tu amor y tu talento conmigo. Nunca volveré a ser la misma. Ahora estás con el Espíritu. Eres libre… Pero hoy tengo el corazón roto. Te quiero. Vuela con los ángeles", ha dicho.

Otro de sus últimos trabajos tuvo luga en 2024, cuando participó en una producción independiente titulada Sallywood, donde interpretó una versión de sí misma. La película contaba la relación entre la actriz y su asistenta personal, un tema con el que cerraba una trayectoria que abarcó más de seis décadas de carrera.

“Era divertida, enérgica, vulnerable y autocrítica”, escribió en X la actriz Jennifer Tilly, quien compartió cartel en esta película: “Nunca quiso que nadie dijera que se había ido. ‘No digan que Sally murió, digan que Sally pasó al mundo de los espíritus’. Buen viaje, hermosa dama”.

Muere Sally Kirkland: De Warhol a Hollywood

Nacida en Nueva York, Kirkland se formó con el reconocido maestro de interpretación Lee Strasberg, reconocido por aplicar el médodo médodo Staninvlaski, y comenzó su carrera artística en los años 60, participando en algunos proyectos junto al artista Andy Warhol

Durante la década de 1970, el público estadounidense la conoció por sus apariciones en series como Kojak o Tres son multitud, y por papeles secundarios en producciones de gran repercusión como Ha nacido una estrella (versión con Barbra Streisand), El golpe y Tal como éramos, ambas protagonizadas por Robert Redford.

La nominación que cambió su vida

En 1987, cuando ya tenía una larga trayectoria, Kirkland alcanzó el momento más visible de su carrera gracias a la película Anna y Cristina, escrita por Agnieszka Holland. En ella interpretaba a una joven actriz exiliada de República Checa que buscaba hacerse un huevo en la ciudad que nunca duerme.

"Kirkland es una de esas intérpretes cuyo talento ha sido un secreto a voces entre sus compañeros actores, pero un tanto misterioso para el público en general", escribió la crítica de Los Ángeles. "Tras esta actuación deslumbrante, no debería haber ninguna duda sobre su identidad".

Su interpretación la llevó a protagonizar una de las campañas más inusuales en la historia de los Premios Oscar. Así, sin el apoyo de grandes estudios ni una maquinaria de promoción detrás, la actriz impulsó su candidatura por cuenta propia.

Envió cartas a críticos, pidió favores a amigos de la industria y recurrió a su conexión con Warhol para hacer que su nombre sonara en Hollywood. El esfuerzo dio resultado: ganó el Globo de Oro y fue nominada al Oscar a Mejor actriz.

“En los Oscar había un montón de estrellas de cine saliendo de sus limusinas y luego estaba yo. Me sentí como Cenicienta”, recordaría más tarde sobre aquella noche en una entrevista publicada por The Huffington Post

“Si te dedicas al cine independiente, has trabajado duro durante años, no formas parte del sistema multimillonario y tienes la osadía de decir quién eres, Hollywood pierde toda su humanidad al no apreciarlo”, dijo en la misma entrevista.

En la gala compitió con Meryl Streep (Tallo alto), Holly Hunter (Al filo de la noticia), Glenn Close (Atracción fatal) y Cher, que terminó ganando por Hechizo de luna.

Una carrera constante

Aunque no volvió a optar a la estatuilla, Kirkland continuó trabajando en el cine y la televisión. En los años 90 participó en producciones como Revenge, dirigida por Tony Scott, y JFK: Caso abierto, de Oliver Stone.

A principios de los 2000 participó en la película Como dios, en la que compartía cartel con el cómico Jim Carrey. Esta es quizás su último título más relevante, porque las que continuaron no han sido muy conocidas en España.

Con su fallecimiento, Hollywood despide a una actriz que nunca dejó de trabajar y que demostró que la determinación personal también puede abrirse camino en una industria dominada por las grandes campañas.

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