Sentarse a escribir y no saber por dónde empezar es una experiencia común. A veces parece que los pensamientos van en todas direcciones y resulta complicado darles forma. Para estos momentos, la experta en escritura creativa Amaya Blanco plantea un método sencillo que ayuda a despejar la mente y a encontrar un hilo conductor según ha contado en su newsletter.
Volcarlo todo en el papel
El primer paso consiste en escribir sin detenerse. “Si lo único que se te ocurre es ‘menudo caos’, escribe ‘menudo caos’”, explica Blanco. Se trata de no frenar el flujo de ideas, dejar que la mano avance sin correcciones, sin cuidar la ortografía ni preocuparse por la coherencia. El objetivo es soltar lo que está en la cabeza lo más rápido posible.
Detectar lo que importa
Una vez terminado, hay que dejar el texto reposar y volver a él pasado un tiempo. En esa segunda lectura, Blanco aconseja fijarse solo en lo que destaca: “Subraya las palabras o frases que te llaman la atención”. La mayor parte quedará en segundo plano, pero ese ejercicio permite identificar las semillas de algo que puede crecer.
Dar forma al desorden
El siguiente paso es observar lo subrayado y preguntarse si tiene alguna relación. Puede que surjan categorías, cronologías o simplemente agrupaciones lógicas. “A veces sí, a veces no”, aclara Blanco. En caso de que solo aparezcan ideas sueltas, lo importante es escoger una de ellas y desarrollarla. En lugar de lanzarse directamente a escribir, recomienda anotar primero posibles enfoques y después pensar cómo un personaje podría vivir un conflicto relacionado con esa idea.
Escribir como limpieza mental
El miedo a equivocarse es un freno habitual, pero Blanco lo desmonta: “Escribir en sí es un acto de ordenación mental”. Aunque al principio se perciba resistencia, la práctica va colocando las piezas poco a poco. No se trata de esperar un resultado perfecto, sino de escribir por el simple hecho de hacerlo. Con el tiempo, esa sensación inicial de desorden se transforma en claridad y ligereza.
Una práctica que va más allá de la escritura
Este ejercicio no solo sirve para quienes quieren escribir relatos o historias. También es útil para cualquier persona que necesite organizar pensamientos, preparar un proyecto o aclarar una decisión. Dedicar unos minutos a volcar lo que se tiene en la cabeza y después revisar lo que sobresale puede funcionar como una herramienta práctica en el día a día.
No se trata, en definitiva, de tener talento ni de producir un texto pulido, sino de utilizar la escritura como un mecanismo sencillo para ordenar la mente. Como concluye Amaya Blanco, el proceso en sí mismo ya es valioso: lo importante es empezar a escribir sin expectativas y dejar que el papel haga su trabajo.
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