Quien barre a menudo lo sabe: por mucho que se pase el cepillo, siempre quedan pequeñas pelusas, restos de polvo fino o pelos que se resisten. En los últimos tiempos se ha popularizado un truco de limpieza tan sencillo como inesperado que promete mejorar el resultado final: envolver el cepillo con papel de aluminio.

La clave está en las propiedades del propio aluminio, un material que ayuda a reducir la electricidad estática que se genera al barrer y que, en buena medida, es la responsable de que el polvo se levante, se disperse o vuelva a aparecer justo después de limpiar.

¿Por qué recomiendan poner papel de aluminio en el cepillo?

Al barrer, la fricción entre las cerdas del cepillo y el suelo genera electricidad estática. Esa carga hace que el polvo se adhiera a las superficies o se quede flotando en el ambiente en lugar de recogerse con facilidad. El papel de aluminio actúa como un neutralizador, ayudando a controlar esa estática y mejorando la eficacia del barrido.

Las ocho ventajas de barrer con el cepillo con papel de aluminio

El uso de papel de aluminio en el cepillo no solo mejora la limpieza, sino que aporta varias ventajas prácticas en el día a día:

  • Reúne mejor el polvo fino: neutraliza la electricidad estática y evita que las partículas se dispersen
  • Evita que el pelo y las pelusas se queden enganchados: especialmente útil en hogares con mascotas
  • Reduce la electricidad estática del suelo: ayuda a que el polvo no reaparezca tras barrer
  • Protege el cepillo y alarga su vida útil: reduce el desgaste directo de las cerdas
  • Facilita la limpieza del propio cepillo: al retirar el aluminio, gran parte de la suciedad se va con él
  • Mejora el arrastre en esquinas, juntas y rodapiés: recoge mejor el polvo fino en zonas difíciles
  • Reduce la dispersión de polvo en el ambiente: se levantan menos partículas en el aire
  • Es un truco económico y reutilizable: accesible y fácil de aplicar en cualquier hogar

Cómo poner papel de aluminio en el cepillo, paso a paso

  1. Corta un rectángulo de papel de aluminio.
  2. Envuelve la parte inferior del cepillo, cubriendo las cerdas o la base.
  3. Ajusta bien con las manos para que quede firme.
  4. Utiliza el cepillo con normalidad.

Cada cuánto hay que cambiar el papel de aluminio

Como norma general, se recomienda cambiar el papel de aluminio una vez por semana, o antes si está muy arrugado, sucio o desgastado. La duración dependerá del tipo de suelo y de la frecuencia de uso del cepillo.

Algunas limitaciones a tener en cuenta

Como ocurre con muchos trucos caseros, este método no es infalible ni sirve para todas las situaciones. En suelos muy rugosos o con juntas profundas, el papel de aluminio puede arrugarse antes y perder parte de su eficacia. Tampoco resulta ideal en cepillos con cerdas muy finas o flexibles, donde puede interferir en el movimiento natural.

Además, conviene revisar el aluminio con cierta frecuencia para evitar que se rompa o se desplace, y tener en cuenta que no sustituye una limpieza profunda con fregado o aspiradora. Por último, aunque es reutilizable, su uso continuado implica un mayor consumo de papel de aluminio, un aspecto relevante desde el punto de vista medioambiental.

Aun así, se trata de un truco sencillo, barato y sin productos químicos que puede ayudar a mejorar el barrido diario y a mantener el suelo limpio durante más tiempo.

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