Con la llegada del verano, aumentan las temperaturas y, con ellas, algunos problemas estacionales. Uno de los más habituales en los hogares españoles durante esta época es la aparición de polillas. Aunque no representan un riesgo para la salud, estos pequeños insectos pueden causar daños considerables tanto en la ropa como en los alimentos almacenados.
¿Cuándo hay más actividad de polillas?
Este año, su presencia se está notando con mayor intensidad. En ciudades como Madrid, Murcia o Barcelona, la combinación de calor y humedad ha creado las condiciones ideales para su proliferación. Según los expertos, este tipo de clima favorece su desarrollo, por lo que no se descarta que su presencia aumente a lo largo del verano. De hecho, se estima que entre los meses de junio y agosto es cuando más actividad registran, al encontrar en las viviendas refugios cálidos, ropa almacenada y restos de alimentos.
La lavanda: un repelente natural
Frente a este problema, muchas personas recurren a insecticidas en aerosol o dispositivos eléctricos para combatirlas. Sin embargo, existen alternativas naturales que han demostrado ser eficaces. Una de las más recomendadas es el uso de lavanda. Esta planta, habitual en jardines y alféizares, desprende un aroma que resulta agradable para las personas, pero muy poco atractivo para las polillas. Colocarla cerca de ventanas o dentro de armarios puede actuar como un repelente natural.
Otros remedios caseros
Además de la lavanda, otras opciones como el laurel, el cedro o el clavo también ofrecen buenos resultados. Utilizadas en bolsitas de tela, estas hierbas pueden distribuirse en cajones, estanterías o roperos para reforzar la protección. Son métodos sencillos, accesibles y sin efectos secundarios, que además perfuman los espacios.
Hábitos que también ayudan evitar la presencia de polillas
Junto al uso de plantas aromáticas, se recomienda adoptar ciertas rutinas que pueden ayudar a prevenir la aparición de estos insectos. Mantener los armarios limpios, aspirar con frecuencia las zonas de almacenamiento, sellar correctamente los alimentos y revisar posibles puntos de entrada, como rendijas o ventanas, son acciones que contribuyen a mantenerlos a raya.
Aunque las polillas pueden convertirse en una molestia durante los meses de calor, su presencia no tiene por qué traducirse en daños si se actúa con antelación. La combinación de soluciones naturales y algunos hábitos domésticos permite controlar la situación sin necesidad de productos agresivos, protegiendo tanto el hogar como el medio ambiente.