Llega el verano y una de las mejores opciones para disfrutar del calor y las altas temperaturas es tener una piscina cerca, ya sea una municipal o la de un amigo. Pero si eres de los afortunados que tiene el lujo de contar con una en su propio jardín, seguro que ya has pensado que se acerca la temporada de baño y toca ponerla a punto, lo que incluye limpiarla.
Con el paso de los meses de frío tras el verano, las piscinas tienden a coger un tono verdoso en el agua y suelen llenarse de hojas y restos de los alrededores, por eso es muy importante llevar a cabo un mantenimiento constante de tu zona de recreo. Esto, además, permite que se pueda mantener el agua de cuatro a seis temporadas, por lo que se reduce considerablemente el consumo que si se realiza un vaciado cada año.
Poner una cubierta o tener un sistema para tratar el interior ayuda a alargar la "vida útil" de tu depósito, sin embargo, esto a veces no es posible y, ahora que llega el calor, nos encontramos que necesita unos arreglos. Por eso, en ElPlural.com te contamos cuáles son las cuatro claves que debes tener en cuenta para dejar tu piscina lista para tus primeros chapuzones.
Cuatro claves para preparar tu piscina
Como explicamos, hacer un buen mantenimiento es un factor que puede marcar la diferencia entre tener que hacer más esfuerzos o menos a la hora de preparar tu piscina de cara a las altas temperaturas del verano. Pero como sabemos que no siempre se lleva a cabo, te damos los cuatro consejos o tips para que la pongas a punto de forma fácil y sencilla.
1. Limpia las paredes y el fondo de la piscina
Una limpieza a fondo y a conciencia de todas las áreas de tu piscina va a hacer que tu agua luzca mucho más cristalina y transparente. Para ello es importante que pongas empeño tanto en el líquido como en las paredes y en el suelo. Para empezar, es recomendable que elimines las hojas y los restos que haya en el suelo y en la superficie.
Lo mejor es que lo hagas con una red o malla que cuente con un palo lo suficientemente largo como para llegar a todas las partes, lo que te permitirá alcanzar áreas de difícil acceso sin mucho esfuerzo. Así, retira todos los elementos sólidos y orgánicos (como hojas o mosquitos) que haya en tu alberca hasta quede lo más limpia posible.
Tras esto, es el turno de las paredes y el fondo. Así, utiliza un cepillo con un palo largo y frota las cinco superficies ejerciendo especial presión en esquinas y donde hayan quedado restos incrustados. El truco es empujar de arriba hacia abajo para que la presión del agua te favorezca en la tarea. De esta forma se removerá la suciedad de toda la piscina para que se pueda retirar de una forma más sencilla y fácil.
2. Aspira con un limpiafondos
Tras mover todos los restos toca aspirarlos. Para ello lo mejor es contar con un limpiafondos automático aunque también puedes utilizar uno manual. Estos aspiran la suciedad para dejar el agua lo más cristalina posible.
Si se trata de uno automático, al ser un robot aspirador que funciona solo, es bastante más cómodo ya que no tendrás que hacer nada. Sin embargo, si tienes uno manual también puedes hacerlo para conseguir un resultado óptimo. En este caso, lo primero que tienes que hacer es montar tu aparato y conectar la manguera a la boquilla de aspirado. Cuando lo tengas preparado, introduce el limpiafondos en la piscina y después introduce toda la manguera en el agua. Asegúrate de que no quede aire en este conducto.
Tras esto, conecta la manguera a la boquilla de aspirado. Para ello retira la tapa que tiene la boquilla y ensámblala a la manguera. Ya solo tendrás que activar el filtro y pasar tu limpiafondos en líneas paralelas por todo el suelo de la piscina.
Si tras hacerlo una vez repites el proceso de cepillado anterior y vuelves a pasar el limpiafondos el resultado será aún más espectacular. Es importante que también hagas una limpieza generalizada de los filtros y la bomba pero también de los accesorios de la piscina como los skimmers, las ventanas, las rejillas o los focos internos.
3. Control del pH del agua de la piscina
Una vez hemos limpiado todas las paredes, el suelo y la superficie, hay que controlar la situación técnica del agua. Para ello, es recomendable realizar un test de los niveles de cloro y una prueba de hidrógeno, es decir, el pH del agua de la piscina. Puedes conseguir estas tiras reactivas en cualquier supermercado o en plataformas online.
En este caso deberás seguir las instrucciones del fabricante que aparezcan indicadas en la caja o el envase, lo que te permitirá medir correctamente los niveles tanto de cloro como de pH para saber cuánta cantidad deberás echar para corregirlo. En algunas pruebas deberás coger una muestra y añadir unas gotas mientras en otros sistemas tendrás que sumergir la tira reactiva.
Tener un buen nivel de estos químicos harás que disfrutes plenamente, con seguridad y sin riesgo de tus baños veraniegos, por lo que no es baladí prestarle la adecuada atención.
4. Nivel del agua
Los cambios de temperatura, así como las tormentas durante los meses fríos, pueden hacer que baje el nivel del agua de tu piscina, sobre todo si no la has cubierto correctamente. También se ve reducido la cantidad de agua si has realizado un invernaje, es decir, vaciar una parte tras la temporada de verano.
Asegurarse de que se tiene la cantidad de líquido adecuado es muy importante ya que, no solo disfrutarás más, sino que evitarás posibles lesiones a la hora de tirarte. Por eso, ahora hay que volver a poner a punto este asunto. Lo recomendable es llenarla por encima de tres cuartas partes, hasta que toque relativamente los skimmers para que estos puedan filtrar.
Tras llegar al nivel adecuado tendrás que llevar a cabo un lavado de arenas en el filtro y en los circuitos de aspiración y un posterior enjuague, a circuito cerrado. Esto hará que tu instalación funcione de manera muy eficaz y eficiente en el consumo.
Como decimos, llevar un mantenimiento periódico de tu piscina puede hacer la diferencia entre una que luzca limpia y apetecible y otra que no tanto. Por eso, insistimos en que tener en cuenta estos valores de forma mensual o incluso semanal durante la temporada de baño.
Así, y a modo resumen, solo tendrás que limpiar las paredes y el fondo con un cepillo y tu limpiafondos para evitar que se acumule cal y suciedad. Lleva un control del pH y del cloro para que el agua esté siempre perfecta y asegúrate de que no se acumulen restos ni en el agua ni en los skimmers ni filtros.