El color tiene un impacto más profundo en nuestra vida diaria de lo que a menudo pensamos. A lo largo de la historia, se ha vinculado a aspectos como el marketing, la moda o el diseño de interiores, pero en la psicología, las elecciones cromáticas también pueden ofrecer pistas sobre nuestra mentalidad y forma de pensar. Algunos colores, según los expertos, están asociados con una menor creatividad y una tendencia a evitar el pensamiento crítico.
Marrón: estabilidad o estancamiento
El color marrón, conocido por su calidez y asociada con la estabilidad, es uno de los tonos que más se vincula a una mentalidad tradicional. Jonathan García-Allen, psicólogo de la Universidad de Barcelona y autor del ensayo Psicología del color, explica que las personas que prefieren el marrón tienden a valorar la seguridad y el orden, pero también muestran una resistencia al cambio. Este color transmite comodidad, pero sugiere una falta de flexibilidad mental.
Curiosamente, "Mocha Mousse", un tono marrón elegido por el Pantone Color Institute como el color del año 2025, refleja esa misma calma, aunque también puede ser interpretado como una opción menos arriesgada. Si eres de los que se sienten atraídos por el marrón, quizás es momento de reflexionar sobre si buscas estabilidad o, más bien, una falta de impulso para explorar nuevas ideas.
Gris: pasividad y neutralidad
En segundo lugar, el gris ocupa un lugar destacado en el estudio de la psicología del color. Asociado con la neutralidad y la sobriedad, el gris a menudo se relaciona con una falta de iniciativa. Las personas que prefieren este color suelen evitar el conflicto, se mantienen al margen y valoran el equilibrio por encima de la acción dinámica. Este tono, de hecho, se asocia con la pasividad, y su presencia se minimiza en espacios creativos o educativos, donde colores más estimulantes como el azul o el naranja favorecen la innovación. A quienes eligen el gris les puede resultar difícil pensar de manera divergente, una habilidad crucial para resolver problemas complejos o generar nuevas ideas.
Amarillo pálido: una ilusión de optimismo
Aunque el amarillo se asocia comúnmente con la alegría y la energía positiva, el amarillo pálido presenta un contraste interesante. Este tono, según García-Allen, está relacionado con una mayor dificultad para concentrarse y mantener la atención en tareas cognitivas complejas. Este color puede sobrecargar visualmente el cerebro, lo que dificulta la concentración y reduce el rendimiento en contextos que requieren pensamiento analítico. Por ello, es un color que muchos diseñadores y educadores están empezando a evitar en espacios donde se necesita enfoque y concentración.
¿Preferir estos colores implica menos inteligencia?
Es importante aclarar que la elección de un color no está vinculada directamente al coeficiente intelectual o a la habilidad académica. En lugar de medir la inteligencia, estos colores reflejan tendencias cognitivas o comportamentales. El marrón sugiere una mentalidad estática, el gris una inclinación por la neutralidad y el amarillo pálido una dificultad para mantener la concentración. Ninguno de estos aspectos por sí solo define la inteligencia de una persona, pero pueden ofrecer indicios sobre sus preferencias y comportamientos mentales.
La psicología del color en el diseño y la selección personal
Fuera del ámbito académico, la psicología del color tiene aplicaciones prácticas en campos como el marketing y la selección de personal. Los reclutadores a menudo observan los colores presentes en los CVs o en la vestimenta de los candidatos para inferir aspectos de su personalidad. Por ejemplo, un atuendo gris puede sugerir cautela, pero también una falta de iniciativa. En contraste, colores como el azul brillante o el verde pueden proyectar liderazgo y creatividad.
En resumen, aunque no se debe tomar como un juicio absoluto, nuestras preferencias cromáticas pueden ofrecer valiosas claves sobre cómo percibimos el mundo y cómo nos enfrentamos a los desafíos mentales y emocionales.