Viajamos a la provincia de Burgos para conocer uno de los pueblos más bonitos de España, ideal para reencontrarnos con nuestro pasado. Lerma, situado a orillas del río Arlanza, fue un importante centro de poder e influencia durante el reinado de Felipe III, de la mano de Francisco de Sandoval y Rojas, el primer duque de Lerma y polémico valido del monarca, que supo manejar su debilidad para enriquecerse. Gran parte de su fortuna la utilizó para engrandecer la villa, contratando a los más sobresalientes arquitectos y artistas de la época. Entre otras cosas construyó el Palacio Ducal, que guarda extraordinarias similitudes con el Monasterio del Escorial, levantado por orden del anterior rey, Felipe II.

El 'pequeño Escorial'

El Palacio Ducal fue construido por el maestro Francisco de Mora sobre las ruinas de un viejo castillo. De líneas austeras y elegantes, con torres angulares en simetría perfecta y cubiertas de pizarra, fue un satélite de la Corte, durante el tiempo en que esta estuvo en Valladolid. De esta manera, imitando a lo que fue el real sitio de El Escorial para Madrid, se convirtió en lugar de recreo al que se desplazaban todos los aristócratas.


Palacio Ducal de Lerma (Foto: Turismo Ayuntamiento de Lerma)

Allí se celebró el matrimonio en 1722 del futuro rey Luis I de España con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, hija de Felipe II de Orleans, entonces regente de Francia, cuando él tenía quince años y ella doce. Durante la Guerra Civil, hasta noviembre de 1939, fue utilizado como prisión y hoy en día es Parador Nacional de Turismo.

Está ubicado en la Plaza Mayor, que con más de 6.000 metros cuadrados es una de las más grandes de España. El gran proyecto del duque de Lerma era construir una red de pasadizos que comunicaran los edificios principales entre si, con el fin de poder moverse sin mezclarse con el pueblo llano. De este complejo entramado solo se conserva el paso elevado que unía la iglesia de los Carmelitas con la de las Clarisas. Por su parte, el Palacio estuvo unido también por una galería con el Convento de San Blas, ubicado a pocos metros en la plaza, hasta que fue destruida por las tropas de Napoleón en 1808, aunque se pueden ver los restos de los arcos sobre los que se construyó.


Plaza de Santa Clara (Foto:  Turismo Ayuntamiento de Lerma)

Otro monumento destacado es  el Monasterio de la Ascensión, ubicado en la plaza de Santa Clara, donde encontramos el mausoleo del Cura Merino, un famoso guerrillero que combatió a los franceses en la Guerra de la Independencia y cuyos restos reposan aquí tras haber sido repatriados desde Francia.

También resulta imprescindible visitar la Colegiata de San Pedro, que en su día dependía directamente del Vaticano gracias a la influencia del Duque de Lerma. Muy cerca se sitúa el Mirador de los Arcos, también conocido como el Mirador del Arlanza, un lugar ideal para obtener algunas de las mejores vistas del valle.


Estatua de José Zorrilla (Foto:  Turismo Ayuntamiento de Lerma)

El escritor José Zorrilla pasó algunas etapas de su vida en Lerma, donde llegó junto a su familia en 1835. De sus amigos en la villa del Duque destaca su relación con Francisco Vallejo, corregidor de Lerma y al que en sus memorias describía como un Don Juan. No es de extrañar que dedicara a este buen amigo su su obra más famosa, 'Don Juan Tenorio'. 

Lechazo y otras delicias gastronómicas

En este rincón burgalés, la gastronomía ocupa un lugar destacado. El lechazo asado, un cordero joven alimentado solo con leche, cocinado lentamente en hornos de leña de encina hasta alcanzar una textura tierna y jugosa, es una delicia reconocida a nivel nacional e internacional.

Además, esta localidad forma parte de la denominación de origen Ribera del Arlanza, que produce vinos tintos de gran calidad, perfectos para maridar con la cocina local. Las bodegas de la zona ofrecen visitas guiadas para conocer el proceso artesanal del vino.

La gastronomía local cuenta asimismo con una gran tradicional de elaboración de bizcochos artesanos, rosquillas y otros dulces.

Conexión con la naturaleza

El entorno natural que rodea al pueblo ofrece rutas ideales para desconectar y disfrutar del paisaje castellano. Las suaves colinas, cubiertas de encinas y campos cultivados, ofrecen estampas especialmente hermosas durante primavera y otoño.


Puente medieval (Foto:  Turismo Ayuntamiento de Lerma)

Una de las rutas más apreciadas es la del Mirador de los Arlanzares, desde donde se obtienen vistas privilegiadas del valle del río Arlanza. Es un punto idílico para senderistas, fotógrafos o simplemente para quienes buscan tranquilidad.

En los alrededores de Lerma encontramos otros dos pueblos imprescindibles, Covarrubias y Caleruega.