Las claves para llevar una vida sana que nos permita disfrutar y aumentar nuestra longevidad pueden contarse con los dedos de una mano. Entre ellas, sin duda, está el cuidado de nuestra condición física mediante la práctica de algún deporte

Cada día son más los expertos que coinciden en que el ejercicio más sano y el que a su vez contempla menor riesgo de lesiones es caminar. Claro que, como en todo, hay grados… Aquí te proponemos cuatro de ellos.

Caminata clásica

Caminar a diario entre 5 y 7 kilómetros diarios a ritmo rápido durante 1 hora con un buen calzado es una opción sencilla y cómoda al alcance de casi todos. Esta actividad puede practicarse en cinta en alguna instalación deportiva o bien al aire libre. La última alternativa es mucho más amena y te permitirá cambiar recorridos. La constancia acompañada de dieta sana, son dos elementos clave para notar pronto los beneficios.  

Existe todo un mundo de aplicaciones para móvil en el que elegir la que más se ajuste a tus gustos.

Senderismo

La práctica del senderismo supone un escalón superior a la caminata. Se trata de una actividad más específica que implica, como indica su propio nombre, caminar por senderos o caminos habilitados, señalizados y homologados para el ejercicio de este deporte.

Al practicarse al aire libre, el senderismo implica un permanente contacto con la naturaleza. Existen hoy muchísimos recorridos de mayor o menor dificultad y longitud en cualquier punto del mapa. La opción de inscribirse en algún club o grupo una buena idea para participar en excursiones organizadas, conocer gente y divertirse a la vez.

La indumentaria para el senderismo requiere de un calzado algo específico que proteja el tobillo y con suela antideslizante, ha de usarse pantalón largo y es recomendable ayudarse de un bastón. Imprescindible una pequeña mochila con bebida, algo de comida y protector solar.

Hay miles de rutas por transitar y una amplísima oferta por región, pero entre las más visitadas en la época que se avecina, la otoñal, están la del Bosque de Oma, en Bizkaia y los Senderos de Aracena en la andaluza Sierra de Huelva.

Marcha Atlética

Este particular deporte, cuya técnica es algo más compleja que la de las anteriores actividades, tiene su origen en la Inglaterra del avanzado siglo XVIII y no será hasta el siglo XX cuando se reconozca oficialmente como un disciplina deportiva.

Consiste en caminar muy, muy rápido, bordeando el límite del trote pero sin llegar a este y sin dejar de tener contacto en ningún momento con el suelo. Sus beneficios, además de los cardiovasculares, son múltiples pues en su práctica se ven implicadas muchas zonas del cuerpo: extremidades superiores e inferiores, la parte abdominal y lumbar y las caderas.

Si decidís que este es vuestro deporte, en la página web oficial de la Asociación Española de Marcha Atlética encontraréis mucha información de interés.

Nordic Walking

Aunque el origen de la actividad se remonta a entrenamientos que algunos esquiadores realizaban en torno a los años 30, durante las estaciones no nevadas (otoño y verano principalmente), el considerado padre del Nordic Walking será, años más tarde, Mauri Repo, de origen finlandés.

Los aficionados a este deporte no sólo hablan de sus beneficios físicos, también de los emocionales. Se practica también al aire libre, en contacto con la naturaleza y con la ayuda de dos bastones similares a los utilizados en el esquí. Contempla distintas metodologías: la conocida como técnica de los Diez pasos, la Alfa-247 y la Original.

Aunque no es una disciplina muy conocida, lo cierto es va sumando adeptos y cuenta en la actualidad con un número considerable de escuelas y clubs por todo el territorio así como de competiciones.

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