Derecha y libertad no caben en una misma frase. Trump y sus discípulos aventajados, Ayuso y Moreno Bonilla, lo tienen muy claro: o en las universidades se hace lo que ellos digan y sirven de altavoces para propagar su ideología, o las ahogan financieramente. Hay un asalto en toda regla a la libertad de expresión. Buscan la subordinación y el sometimiento. Manipulan hablando de libertad, pero el pensamiento libre y la ciencia son el principal enemigo de la ultraderecha.

La universidad debe ser un espacio de libertad, respeto y pensamiento crítico, donde no tiene cabida la represión, el chantaje o la imposición de consignas. Por ello, Trump está dispuesto a cargarse el mayor espacio de libertad de una sociedad democrática y avanzada como son las universidades.

Trump no ha tardado ni cien días en su nuevo mandato para atacar brutalmente a las universidades. Quiere controlar qué se enseña y a quién se admite. Pero la Universidad de Harvard se ha plantado: ha dicho no a ese chantaje. Ha dicho no a la eliminación de programas de diversidad. Ha dicho no a delatar estudiantes extranjeros y ha dicho no a dejar de tener en cuenta el racismo estructural. El precio que ha pagado por ello son más de 2.200 millones de dólares en subvenciones congeladas.

Trump pretende aniquilar la libertad académica e imponer su agenda en la educación superior. Quiere que la educación sea rehén de la política. Ante ello, Alan Garber, presidente interino de Harvard, ha sido claro: “Ningún gobierno debe dictar lo que una universidad enseña o a quién admite”. Ya son más de 100 universidades de EE.UU. las que han firmado contra Trump. La misiva, donde participan además de Harvard, Yale y Princeton, rechaza el uso coercitivo de fondos estatales para someter a las universidades.

Lo que está ocurriendo es algo muy grave, que no afecta solo a una élite universitaria, sino que nos afecta a todos. Cuando Ayuso y Moreno Bonilla asfixian económicamente a las universidades públicas, lo que hacen es destruir el mayor espacio de libertad de nuestro país; pero además se cargan el lugar donde se hace la mayor parte de ciencia e investigación en España.

Hace unos días, leí una gran entrevista de Juan Luis Arsuaga, paleoantropólogo, codirector de Atapuerca y director científico del Museo de la Evolución Humana de Burgos, que decía rotundamente: “La ciencia y la investigación en España se hace en la universidad pública. Punto”. ¡A ver si nos enteramos de qué va esto!

La ministra de Ciencia y Universidades ha dejado claro que “hay un plan oculto de Ayuso para privatizar la universidad pública”. “La primera fase es la infrafinanciación y el maltrato económico; la segunda es la precarización y el desprestigio”. Y todo esto vale también para el alumno aventajado de la presidenta de la comunidad de Madrid, que no es otro que Moreno Bonilla.

Ayuso recibió con mucha polémica el título de alumna ilustre, pero hoy no puede pisar la Complutense sin recibir el absoluto desprecio de profesores y alumnos. Se ha declarado la mayor enemiga de la universidad pública.

Ayuso está ahogando y desmontando la universidad pública, cargándose la igualdad de oportunidades, mientras trabajada para la privada. ¿Este es su concepto de “libertad” del que tanto habla el PP madrileño? Libertad para el PP es que quien tenga dinero podrá estudiar en la universidad, y quien no lo tenga, será expulsado del sistema. Se puede explicar más suave, pero no más real.

Ayuso lo tiene claro, utiliza la motosierra contra la universidad, para dañar la libertad, la igualdad y la ciencia en nuestro país. Por eso, la comunidad de Madrid es la última de España en inversión en universidad pública. Es donde los alumnos tienen que pagar las matrículas más altas de todo nuestro país. Es la última en inversión por alumno. Es la última en inversión en ciencia. Pero es la primera en número de universidades privadas en España. Hay seis públicas y trece privadas.

Ayuso está destrozando a conciencia el ascensor social y favoreciendo el negocio de la privada. Su modelo lo están copiando al pie de la letra sus colegas de otras comunidades del PP, especialmente su clon andaluz, Moreno Bonilla.

Moreno Bonilla adeuda mucho dinero a las universidades pública y se niega a pagarlo. Da migajas con las que trata de justificar que es generoso. No, no lo es. Para nada lo es. Lo que da es miseria para ahogarla. Desde 2019, sus recortes han sido una constate. Cientos de millones de financiación básica ha sido detraídos por la Junta de Andalucía y han tenido que ser asumidos por las propias universidades, recurriendo a sus remanentes. Estamos hablando de unos 200 millones de euros.

Este año, por ejemplo, el presupuesto de la Junta se ha incrementado un 4,4%, pero el aumento para las universidades es la mitad, apenas un 2%. Incluso en lo que se refiere a Capítulo I -es decir el gasto en personal- se ha reducido. ¿Está más claro ahora su interés real por las universidades?

Cuando la derecha y sus medios de comunicación hablan de libertad, ¿se refieren a los hasta 25.000 euros por año que cuesta una universidad privada? ¿Cuántas familias pueden pagar eso en Madrid o en Andalucía? Este es el verdadero objetivo del PP: que estudie en la universidad quien pueda pagárselo. Tanto Ayuso como Moreno Bonilla pretende sustituir la palabra “alumnos” por “clientes”. Ambos están contra la universidad y contra la inteligencia. Por si votaste al PP y se te olvidó.

Las universidades públicas que están fomentado Ayuso en Madrid y Moreno Bonilla en Andalucía ni tienen calidad ni hacen investigación ni destinan recursos para ciencia. Esta es la apuesta del PP en España, que es la misma que defiende Trump en EE.UU.: una educación elitista, segregadora y domesticada.

El presidente Pedro Sánchez lo tiene muy claro. Va a dar la mayor de las batallas por defender las universidades públicas y lo que representan: la igualdad de oportunidades, el pensamiento crítico y la ciencia. Estos logros, fruto de décadas de esfuerzo ciudadano, están hoy seriamente amenazados por las políticas de extrema derecha que el PP aplica sin disimulo. No podemos permanecer impasibles: la defensa de la universidad pública es la defensa misma de la democracia.

Súmate a

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio