La asociación Amama, la Asociación contra el Cáncer de Mama en Sevilla, ha sido protagonista en las últimas semanas. Hemos hablado mucho de este colectivo de mujeres valientes porque, en los últimos meses hemos visto a un Partido Popular muy agresivo con todas ellas. Hemos asistido a una nueva cacería de la derecha, esta vez, contra mujeres víctimas que han sufrido un cáncer de mama. Antes lo vimos con las víctimas de la DANA, lo vivimos con las víctimas de las residencias de Madrid —con aquellas 7.291 que no pudieron ser derivadas a un hospital—, con las víctimas del terrorismo y también con las de la violencia de género.

Pero hay algo aún más doloroso, más sucio y más ruin que perseguir a mujeres que han padecido un cáncer de mama, algo más miserable que arremeter contra mujeres que solo denuncian que no se desmantelen los servicios públicos, que reclaman que sus pechos y sus vidas se salven. ¿Hay algo más sucio que todo esto? Puede que no. Pero para el PP no es suficiente.

El Partido Popular de Juanma Moreno Bonilla, este señor educado, con traje y corbata, ha decidido vetar a estas mujeres en comisiones, vetarlas en el Parlamento de Andalucía y no acudir a reuniones con ellas. No solo eso, además, ha permitido que ciertos cargos públicos las ataquen públicamente.

¿Y cómo lo hemos vivido? Hemos visto a un consejero comparar el cáncer de mama con La Oreja de Van Gogh. Hemos escuchado al propio Juanma Moreno Bonilla decir que no quería informar a las afectadas para “no crear ansiedad”. Hemos visto a una responsable política —una mujer de la confianza de Bonilla— compararlas con “las señoritas de Ábalos”.

Y todo esto lo están sufriendo mujeres a quienes les ha sido extirpado un pecho sano, mujeres cuyo cribado no llegó a tiempo, mujeres que han perdido a hermanas, madres, hijas, compañeras y amigas en el camino. Mujeres que lo único que quieren son cifras reales y la posibilidad de salvar su vida.

Estas mujeres están sufriendo mucho porque el Partido Popular no entiende que no todo el mundo tiene un precio, que no todo el mundo se compra. Las víctimas no quieren dinero en sus bolsillos, quieren dinero para la sanidad pública, no para sus bolsillos.

Está claro que no a todas las personas se las puede contentar con un puesto en el Ibex, con un puesto en una gran empresa o en un gran medio de comunicación. Hay algunas personas que simplemente quieren justicia y salud. Y ese es el caso de las mujeres de Amama, de las mujeres andaluzas que, por culpa de una gestión que desmantela los servicios público y llena los bolsillos de la sanidad privada —con algún que otro vínculo en el círculo de Juanma Moreno Bonilla—, solo quieren una cosa y es salvarse. No quieren pasta. Quieren dignidad.

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