No hay justicia social sin justicia fiscal. El Gobierno de Pedro Sánchez ha defendido y ha trabajado, desde el primer día, para que pague más quien más tiene y reciba más quien más lo necesita. Por eso la reforma fiscal que se ha aprobado en el Congreso y que continúa su tramitación parlamentaria para su aprobación definitiva, es un hito fundamental en el camino hacia una España más justa y equitativa.

Pero ¿qué es lo que se ha aprobado en dicha reforma fiscal? Se ha aprobado que las rentas más altas paguen más impuestos, concretamente aquellas que ganen más de 300.000 euros; habrá un nuevo impuesto para garantizar que las empresas multinacionales que operan en España paguen, como mínimo, el 15% de sus beneficios a nivel global, cumpliendo así con una Directiva Europea; se mantiene el impuesto a los bancos, aunque se ha modificado, para aumentar la recaudación por los diferentes tramos que se han incorporado; se sube la carga tributaria al tabaco y a los cigarrillos electrónicos; mientras por otro lado, se bajarán los impuestos a las pymes.

El Gobierno de España ha conseguido acuerdos en el amplio arco parlamentario de partidos y sensibilidades que lo sustentan. Ha sido y sigue siendo una negociación compleja, pero se está haciendo un trabajo serio y riguroso, que ha dado como resultado esta reforma de gran calado. Y este éxito, además abre la puerta a lograr algo aún más importante, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, que consolidarán los avances sociales y económicos que necesita nuestro país.

La aprobación de las citadas medidas fiscales permitirá al Gobierno ganar margen presupuestario para lo que queda de legislatura. Es decir, podrá destinar más de lo esperado en las próximas cuentas públicas. Estamos hablando de 8.000 millones más. Así lo ha constatado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).

Por tanto, el esfuerzo ha valido la pena y Pedro Sánchez continúa con su hoja de ruta iniciada desde el primer día, la redistribución de la riqueza y el refuerzo de los servicios públicos. Mejorando las pensiones para hacerlas más dignas; aumentando el Salario Mínimo; incrementando los recursos para becas, sanidad y educación públicas; o aumentando las partidas para la Ley de Dependencia o para facilitar el acceso a la vivienda. Pero también destinando todas las ayudas necesarias a las familias de Valencia afectadas por la catástrofe, así como ERTE para los trabajadores y ayudas a autónomos y empresas.

Como siempre, a todo lo que es bueno para España, el PP vota no. Pero no solo por llevar la contraria, es porque Feijóo, Ayuso, Mazón o Moreno Bonilla tienen un modelo fiscal absolutamente diferente, que consiste en bajar impuestos a las rentas más altas, a las grandes fortunas, y compensar esa bajada de recursos con recortes en el Estado del Bienestar que dejan a los ciudadanos desprotegidos.

Realmente es el PP el que rompe España, porque donde gobiernan, los ricos son cada vez más ricos y los que más ayudas necesitan, están cada día más abandonados. Ayuso, Moreno Bonilla o Mazón bajan impuestos a los más ricos, por valor de unos 2.400 millones de euros al año. Y luego reclaman al Gobierno de la nación que les compensen por estos regalos fiscales. Regalan a los más ricos para que el resto de los españoles se lo paguemos con nuestros impuestos. ¡Son unos caraduras!

El PP olvida a las familias que más ayuda necesitan, desmoronando el Estado del Bienestar. Destrozan la sanidad pública, desmantelan la escuela pública, suprimen becas para la clase media trabajadora o recortan de forma brutal la renta mínima de inserción.

Pero también atacan a la Cultura. Cultura solo para quienes puedan pagarla, rompiendo también la igualdad en esta materia. Sólo a una “populista”, muy de ultraderecha, como Ayuso, se le puede ocurrir recortar la financiación del Museo del Prado, el Thyssen y el Reina Sofia, mientras riega con 4,5 millones a los empresarios taurinos.

Mazón en Valencia también ha bajado impuestos a las grandes fortunas. El pasado mes de julio la AIReF cuantificó en 495 millones de euros la cantidad que la Comunitat Valenciana dejaría de ingresar en 2024 por rebajas de impuestos. ¿Y cómo compensa ese dinero que les ahorra a los que más tienen? Pues a costa de la mayoría de los valencianos, así ha recortado un 70% los programas públicos de empleo, ha recortado políticas sociales y ha privatizado el 112, que tiene como competencia avisar a la población sobre emergencias, pero que ahora cuenta apenas con 20 trabajadores por turno.

Cuando la ultraderecha trata de inocular la “pérfida” idea de que “solo el pueblo salva al pueblo”, pretendiendo dar la idea de que el Estado no sirve, mienten como “bellacos”. ¿Pero qué vamos a esperar de Abascal y de Vox salvo bulos, engaños y odio? No, el pueblo no salva al pueblo, porque para reconstruir Valencia tras la tragedia de la DANA se necesita dinero. Por supuesto que se necesita dinero, el dinero no cae del cielo. ¿Y de dónde sale ese dinero? De los impuestos.

Pero hay otra “patraña” muy repetida del PP, que es rotundamente falsa en relación a la subida de presión fiscal de este Gobierno. Nunca han subido más lo impuestos en España que cuando gobernó el PP. Con Rajoy subieron cincuenta veces los impuestos. Subió el IVA, el IBI, Sucesiones, Patrimonio, implantaron el copago de medicamentos, incluso aumentaron las tasas universitarias. Y el IRPF lo subieron hasta en cinco ocasiones, recaudando solo con ello 10.600 millones de euros adicionales a costa de la gente que cada mañana se levantaba para ir a trabajar. ¡Ya está bien de tantas mentiras del PP!

Pero, además, organismos económicos internacionales poco sospechosos de ser progresistas, como la OCDE y el FMI han insistido en que, en un contexto de crecientes desigualdades, las rentas más altas y las grandes fortunas deben asumir una mayor carga fiscal. Hasta el Papa Francisco ha insistido recientemente en que no es justo que quienes más tienen contribuyan proporcionalmente menos.

La reforma fiscal aprobada en el Congreso alinea a España con las recomendaciones de Europa y refuerza su posición en ella. Aunque frente a las mentiras de Feijóo la realidad es que la presión fiscal en España es inferior a la de la UE: 37% frente a más del 41%. Y sin impuestos no hay, por ejemplo, una sanidad o una educación pública de calidad, por mucho, que algunos pretendan engañarnos cada día.

Y termino, la reforma fiscal de Pedro Sánchez supondrá un paso crucial para una España más justa y solidaria frente a las políticas regresivas de Feijóo y del PP, que solo piensan en favorecer a los que más tienen y a los bancos. Contribuir más cuando se tiene más, no solo es una cuestión de números, sino es un acto de justicia. Porque sin justicia fiscal no puede haber justicia social, y esta reforma nos acerca un poco más al país que queremos ser.

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