Plantar un árbol es uno de los mejores gestos que podemos hacer a favor de la naturaleza. Pero más allá de esta acción directa, otra forma de ayudar al bosque es reducir el consumo de papel y cartón y, en todo caso, reciclarlo.

Los españoles consumimos cada año 4 millones de toneladas de papel virgen, es decir de primera prensada. Para obtener toda esa cantidad de pulpa de celulosa es necesario talar más de 70 millones de árboles adultos. Sin embargo la bolsa de basura de un ciudadano medio en nuestro país está formada en una alta proporción por envases y embalajes de papel y cartón que podríamos recuperar para abastecer esa demanda.

Por eso, aunque el mejor residuo es el que no se genera y la principal prioridad debe ser reducir nuestro consumo de papel y cartón siempre que sea posible, también es muy importante reciclar el que generamos como residuo en forma de envase o envoltorio usado, separándolo y depositándolo en el contenedor azul. Algo que en España hacemos muy bien.

En 2017 la tasa de reciclado de envases de papel y cartón se situó por encima del 80%. Cada ciudadano español aportó al contenedor azul una media de 16 kilos de envases y embalajes de este valioso material: casi 750.000 toneladas. Gracias a ello evitamos la tala de miles de hectáreas de bosque, o mejor dicho de plantaciones controladas, pero árboles al fin.

Depositar el papel y cartón usado en el contenedor azul equivale a plantar árboles. Cuanto más lleno esté el contenedor más árboles se quedan en el bosque. Por eso es tan importante optimizar su contenido doblando las cajas y plegando los envases vacíos.

Una vez llega a la planta de selección el papel y cartón que hemos depositado en el contenedor es revisado y clasificado antes de pasar a la prensadora, desde donde partirá en fardos a las industrias de reciclado para convertirlo de nuevo en pulpa de papel, cerrando el círculo del reciclaje.

La oficina es uno de los ámbitos donde podemos ahorrar un mayor volumen de papel. En un pequeño despacho de tan solo tres personas se podrían ahorrar hasta diez paquetes de folios al año con un gesto tan simple como eficaz: girar el folio. Reutilizar la cara en blanco del papel dándole la vuelta o utilizando la función de la impresora que permite hacerlo por las dos caras.

Utilizar los servicios de mensajería electrónica y enviar a la impresora lo estrictamente necesario ha reducido notablemente el consumo de papel de oficina. También podemos utilizar las hojas utilizadas por su lado no escrito para hacer tacos de notas, solo es necesario hacer uso de unas tijeras o una guillotina de papel para convertir el papel usado en un práctico bloc de anotaciones internas.

Pero tan importante como reciclar es consumir papel reciclado, cuyo nivel de acabado es hoy en día perfectamente homologable al obtenido de fibra virgen, permitiendo los mismos usos con idénticas e incluso mejores prestaciones. 

Por último, aunque no menos trascendente, por cada tonelada de papel y cartón que logramos reciclar evitamos la tala de tres árboles maduros, capaces de producir el oxígeno necesario para que una persona respire a lo largo de toda su vida.