El PP ha entrado en pánico ante la anunciada coalición de Gobierno PSOE – Unidas Podemos y, si hasta ahora, Pablo Casado se había negado, casi, a no a darle los buenos días a Pedro Sánchez, es esta la fecha en que por activa y por pasiva reclama que dejen a los de Pablo Iglesias y se unan a ellos para el gobierno de la nación.

Ciudadanos, como fiel escudero, apoya la moción y ahí está Edmundo Bal, tendiendo la mano a Sánchez para que se vaya con ellos y con el PP.  Edmundo Bal tiene pecado, porque con mal estilo aprovechó su puesto de abogado del Estado en el ministerio de Justicia para contar que dejaba su puesto y se iba a Ciudadanos por estar en desacuerdo con que la acusación contra los enjuiciados del Procés fuera por sedición. Él pretendía que el delito fuera de rebelión, con penas de cárcel aún más duras, y no se ahorró explicar que le habían exigido que la Abogacía del Estado planteara que había sido un delito de sedición. Lo que al final sentenció el Tribunal Supremo. Asuntos que un funcionario debería callar en público por lealtad profesional. Pero fuera de este personaje: ¿Cuántas oportunidades dio Sánchez a la formación naranja sin resultado?

¿Y cuándo Pablo Casado aceptó ponerse de acuerdo con el PSOE frente a los requerimientos del presidente del gobierno en funciones para que pudiera haber gobernabilidad? A pesar de que Sánchez insistiera, con ocasión o sin ella, en buscar un pacto con el PP. Por el contrario, Casado había llegado a acusar Sánchez, en abril de este año de “preferir las manos pintadas de amarillo que las manos abiertas a todos los españoles,” en alusión a los supuestos pactos secretos con los independentistas.

En ello se basan de nuevo para intentar poner el pie en el poder. El vicesecretario de Participación del PP, Jaime de Olano, ha personalizado el llamamiento dirigido al “PSOE sensato”, en alusión seguramente a una información que decía que barones socialistas preparaban una alternativa a Sánchez, liderada por Emiliano García Page, aunque el presidente de Castilla-La Mancha lo ha desmentido por activa y por pasiva: “Es absolutamente incomprensible que se pueda inventar una información de la A la Z. Y porque no hay más letras en el abecedario”.

¿Se imaginan un Gobierno en que Casado, con su socio favorito en la mochila, la ultraderecha de Vox, estuviera corrigiendo la plana continuamente al presidente? Porque de eso se trata, de tomar el poder para campar a sus anchas. A buenas horas mangas verdes.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com

@enricsopena