Esta gente, no sólo estos dos, todos los políticos corruptos, defraudadores corrientes, timadores de gama alta, se han fabricado un mundo a su medida en el que rigen unas reglas ad hoc que les permiten hacer lo que hacen y seguir pensando de sí mismos que son personas honradas. Estoy seguro de que Camps pensaba que no hacía nada inmoral, mucho menos ilegal, aceptando unos trajes. Al fin y al cabo, es cierto que se lo podía pagar.

Me resulta inconcebible que la Infanta no estuviera enterada de los negocios de su marido. Estar enterada y no denunciar a tu propio marido puede que no sea delito, pero figurar como un cargo en la administración de la misma empresa ahora puesta en duda merecía al menos una investigación; parece que aun no ha llegado el momento en que podamos ver eso. También parece cuanto menos extraño que el secretario personal de las dos infantas este ahí metido y que ninguna de ellas lo supiera. Finalmente es imposible creer que el rey no lo supiera porque si los negocios de Urdangarin se basaban en ser quien era, es decir, en aquello tan viejo “¿usted sabe quién es mi suegro?”, el suegro no se enterase de nada.

Cuando por fin puedan comentarse abiertamente en los medios de comunicación los negocios privados y las andanzas del rey y se pueda saber exactamente cómo se ha hecho tan rico,  una vez que ya nos hemos enteramos de las opiniones políticas de la reina,  que nos demostraron que escuchar mucho a Bach  no es garantía de inteligencia, ni de cultura ni de nada…van a durar poco, me parece. Mira por donde es posible que la República caiga sola. En cuanto la tercera generación, criada desde la cuna en ese ambientillo, se ponga a la tarea de hacerse inmensamente rica, eso explota.

A Cayetano de Alba le gustaría vivir en la Edad Media. Buena época para los nobles, desde luego. Los demás menudo hambre, frío y dolor que pasaban. No me extraña que le guste. Pero también habría que advertirle, el hombre muy culto no parece, que, de vez en cuando y casi periódicamente, cuando la hambruna y la injusticia apretaban, se producía alguna insurrección y la masa empobrecida se cargaba a algún que otro noble opresor. La Edad Media que Cayetano ha estudiado y la que le gusta es la de los elegantes torneos. Había otra realidad, como la hay ahora. ¡Qué tipo!

Beatriz Gimeno es escritora y expresidenta de la FELGT (Federación Española de Lesbianas, Gays y Transexuales)
http://beatrizgimeno.es