Al PSOE no le gustaba Pablo. Y Pablo se apartó. Le humillaron, pero él –contrariamente a lo que esperábamos del "macho Alfa"- tuvo generosidad y dio un paso al costado. No fue suficiente.

Al PSOE le dio por filtrar documentos editados a la prensa, para hacer creer que Podemos estaba exigiendo cosas, cuando en realidad, proponían. Los medios se hicieron eco de semejante artimaña y no coló.

Al PSOE no le gusta compartir sillones de ministros con Podemos. Y Podemos lógicamente exige que su cuota de poder se vea representada. La bronca por las sillas es también una bronca por legitimidad. El PSOE no ha querido entenderlo, y Podemos no está dispuesto a renunciar a lo que le debería corresponder. Aunque llegados a un punto muerto, bien valdría que se metan los sillones donde les quepan (al PSOE) y se pongan manos a la obra para formar un proyecto conjunto.

El PSOE se pone a hacer un programa hablando con los colectivos y organizaciones que son activos en cuestiones sociales. No con todos, porque de algunos se ha olvidado (curiosamente los más cercanos a las tesis de Podemos). Preparaba el PSOE un documento para que Podemos lo acatase. Pero antes de que los morados respondieran, las organizaciones con las que se había reunido Sánchez salieron inmediatamente a decir que no se habían plasmado las cuestiones que habían trasladado al presidente en funciones. Que se sentían, en algunos casos, utilizadas, engañadas y que desde luego la voluntad del PSOE no era realmente la de poner en marcha un proyecto progresista, comprometido e innovador.

Aún así, Podemos se lo empolla y después de tirar un mes de agosto por la borda, consiguen tener una reunión para ver por dónde pueden ajustar y salir adelante. Y la reunión se produjo esta semana. Fue un fiasco, no hubo entendimiento y de hecho, parece que saltaron por los aires los posibles puentes de diálogo. Es más, parece ser que hasta dentro de Podemos pudieran haberse dinamitado algunas cuestiones, ya que entre ellos se puso de manifiesto el desconocimiento de cuestiones importantes.

Tras esta reunión también pudiera haber sucedido que desde la formación morada se dieran cuenta de que todo esto en realidad tiene dos objetivos: desgastarles y forzar unas nuevas elecciones, con la excusa de que la culpa de no haber entendimiento es de los de Iglesias. Tiene toda la pinta. Y por eso, al día siguiente a la nefasta reunión, desde Podemos salieron a plantear una posibilidad: darle el apoyo gratis a Sánchez a ver qué pasa.

Y pasó: desde el PSOE, ojipláticos, han dicho que ni hablar. Que de eso nada. Que si no hay acuerdos programáticos no quieren el apoyo en la investidura. Que no irán a la investidura para que nadie les apoye gratis. Sí, por muy increíble que parezca, esta ha sido la respuesta que acaban de dar. ¿Queda alguna duda de lo que quieren? Por lo que se ve, el PSOE tiene en su agenda humillar a Podemos todo lo posible, y esperar mientras tanto a que llegue la sentencia a los catalanes soberanistas. Está "ganando tiempo" vaya usted a saber para qué: probablemente para formar un bloque "constitucionalista", en el que aparezcan sus colegas del 155 de nuevo. Espera a que Torra y Puigdemont respondan a la sentencia y así justificar sus alianzas. Por eso quizás a Podemos lo tiene ahí, arrinconado, porque no es en él en quien está pensando –únicamente- para crear gobierno.

Yo, sinceramente, si fuera Pablo, le daría el sí gratis. Me quedaría en la oposición y me dedicaría a sacar punta a cada cuestión que haya que hacerse desde el gobierno. Creo que sería la única manera posible en la que Podemos se recuperaría de las cornadas que le están dando y podría además recomponerse internamente. Ser un punto de diálogo con Cataluña y generar sinergias con los republicanos de todos los territorios, defendiendo una república federal y el derecho a decidir. El PSOE quedará mientras tanto en el lugar que está empeñado en ocupar: ser los progres de la derecha. Allí sí podrá decir que es de izquierdas.