En Andalucía, en pleno 2025, una mujer embarazada no puede estar segura de que tendrá las pruebas médicas esenciales en el momento adecuado. Según ha denunciado el sindicato CSIF y ha publicado Málaga Hoy, más de 250 gestantes en el Hospital Materno Infantil de Málaga han sufrido retrasos de hasta un mes en ecografías clave, como la de la semana 12, la de la 20 o la de la 34. Esas demoras convierten en inútiles unos controles cuyo objetivo es detectar anomalías graves en el feto o problemas en el desarrollo del embarazo. El hospital lo niega, pero usuarias y profesionales coinciden: las pruebas llegaron tarde y se perdió un tiempo irrecuperable. Y todo esto ocurre bajo la presidencia de Juan Manuel Moreno Bonilla.
Una ecografía fuera de plazo deja de tener sentido: si el cribado del síndrome de Down se hace pasada la semana 14, ya no detecta a tiempo; si la de la semana 20 llega tarde, la mujer pierde su derecho a decidir libremente sobre la interrupción del embarazo. En Granada, en el Hospital Virgen de las Nieves, ocurre lo mismo: semanas de retraso en pruebas esenciales que deberían estar garantizadas. Sr. Moreno Bonilla, ¿no le parece todo esto una barbaridad?
Los testimonios son demoledores. Una embarazada explica que debía hacerse la ecografía de la semana 34 en agosto, pero le dieron cita para septiembre. Otra madre cuenta que llegó al Materno de Málaga para el cribado del síndrome de Down y le informaron que ya no era posible hacerlo porque se había superado el plazo. ¿Cómo puede ocurrir esto en el siglo XXI? ¿Cómo puede una mujer quedarse sin información vital sobre la salud de su hijo por la negligencia del sistema? Y lo más grave: ¿cómo puede Moreno Bonilla negar lo evidente mientras las afectadas se desesperan?
Las causas son conocidas y repetidas por los propios profesionales: vacaciones de ginecólogos sin cubrir, faltan administrativos, faltan enfermeras, hay reducciones de jornada no sustituidas, consultas cerradas y agendas saturadas. La plantilla de ginecología es la misma desde hace años, pero en la práctica las jornadas efectivas se reducen, creando un cuello de botella. CSIF denuncia que hay 6.000 mujeres pendientes de revisiones ginecológicas y más de 3.500 en lista de espera para una primera visita. Y aun con estos datos, la respuesta oficial del hospital es negar los retrasos y asegurar que “los plazos se cumplen”. Sr. Moreno Bonilla, ¿usted cree que estas mujeres mienten?
Esto no es un simple fallo burocrático. Es un ataque directo al derecho a la salud y a la igualdad. Cuando la sanidad pública falla y empuja a las mujeres a recurrir a la privada, se refuerza la idea de que lo público no funciona. Quien puede pagar se salva; quien no, queda atrapada en la incertidumbre. Así, la maternidad se convierte en un terreno de desigualdad social y económica. Y usted, Sr. Moreno Bonilla, al mirar hacia otro lado, se convierte en responsable de esa injusticia.
Lo más grave es que no hablamos de una excepción en ginecología. La sanidad andaluza arrastra retrasos insoportables en múltiples áreas críticas. En oncología, los diagnósticos tardíos se traducen en vidas perdidas. Muchas mujeres en Andalucía han visto retrasada la detección de cáncer de mama porque las pruebas diagnósticas no llegaban a tiempo. En algunos casos, el retraso impidió un tratamiento precoz que habría cambiado el pronóstico. Sr. Moreno Bonilla, ¿va a seguir negando lo evidente también en estos casos?
La Junta de Andalucía responde con la misma estrategia: negar, maquillar cifras y publicar comunicados triunfalistas. Mientras tanto, las mujeres esperan, los profesionales se desesperan y los sindicatos denuncian. La brecha entre la propaganda y la realidad se agranda cada día. No hablamos de debates ideológicos, hablamos de vidas. Hablamos de madres que llegan tarde a pruebas clave. De médicos que admiten que con un mes de retraso “ya no sirve de nada”. De familias que se ven obligadas a gastar lo que no tienen en la sanidad privada. Y hablamos de un presidente, Moreno Bonilla, que no quiere escuchar.
Moreno Bonilla ha convertido la sanidad en un campo de pruebas de su modelo privatizador. La receta es clara: dejar caer lo público, negar los problemas y abrir la puerta a lo privado como única salida. En ginecología, en oncología o en atención primaria, el patrón se repite. Y lo que está en juego no es solo la eficiencia de un servicio, sino la dignidad de miles de personas. Sr. Moreno Bonilla, ¿es este el futuro que quiere para Andalucía?
Andalucía no puede resignarse a esto. La ciudadanía debe exigir respuestas y exigir cambios. No podemos aceptar que las embarazadas sufran retrasos que anulan sus derechos. No podemos aceptar que un cáncer de mama se detecte tarde por falta de personal o de medios. No podemos aceptar que el Gobierno andaluz niegue lo evidente mientras se multiplican las quejas y las reclamaciones. Sr. Moreno Bonilla, su obligación es garantizar la sanidad pública, no destruirla.
Lo que ocurre en el Materno de Málaga con las embarazadas es el mismo drama que sufren miles de mujeres con el cáncer de mama: pruebas que no llegan a tiempo, diagnósticos que se retrasan y vidas que quedan en suspenso. La diferencia es solo el área médica, pero la raíz es la misma: un sistema público debilitado por la desidia y la mala gestión. Andalucía merece algo mejor. Y las mujeres andaluzas, mucho más. Porque cuando hablamos de salud, no hay excusas que valgan: cada retraso injustificado es una derrota de lo público y un riesgo para la vida. Sr. Moreno Bonilla, ¿hasta cuándo va a seguir escondiéndose detrás de las mentiras?
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