Conocíamos ayer a través de esta interesante pieza de Javier Pardo que está habiendo encuentros secretos entre Ciudadanos y altos cargos del PSOE en Andalucía. Resumidamente: los naranjas están intentando "seducir" a los que entienden cómo funciona la Junta de Andalucía para integrarles en su equipo. Proponen, según cuenta Pardo, contar con un 25% de sus puestos de responsabilidad para exdirigentes socialistas. 

No resulta extraño. Lo cierto es que cuando nació Ciudadanos, Albert se presentaba en Madrid como aquél socialdemócrata que venía a hacer en política juego limpio. ¿Se acuerdan? Parecía el muchacho amable, ese que te regala la cubertería o los edredones cuando abres una cuenta en el banco. Era el yerno perfecto, sonriente, que jamás decía una palabra más alta que otra; que nunca criticaba a nadie en público, sino que solamente se ceñía a señalar actitudes incorrectas. Es más: alguno llegó a picar y saltar del barco para alinearse con él. Recuerdo, como ejemplo, a Luis Salvador, quien en su día tuvo una dilatada carrera en el PSOE y cayó en los brazos de Rivera justo en el minuto cero. 

No fue el único. Y es que, lo cierto fue que Albert Rivera trató de convencer a muchos militantes en aquel momento para sumarse a un proyecto "que no iba a ser un partido político, sino una plataforma ciudadana". Así comenzó. Más o menos de la misma manera que la hoy alcaldesa Ada Colau, no se vaya usted a pensar que estos giros de guión solamente se dan en la derecha. Aquélla también negaba por activa y por pasiva presentarse a ningún tipo de cargo o responsabilidad política. Unos quince días antes de dar el paso y presentar su candidatura. 

Ya por entonces el odio visceral de Rivera respecto a Sánchez era palmario. Hubo después un aparente viraje, en aquéllos tiempos de paréntesis antes de repetir elecciones en 2016. Pero el odio siempre estuvo ahí: y es que Rivera además era aplaudido y alentado por grandes pesos del PSOE, de esos que siempre han estado y que aparecen una y otra vez cada vez que las cosas en política se alteran. Con alguno de los archiconocidos líderes (pretéritos) del PSOE Rivera siempre ha tenido una estrecha relación, siendo de alguna manera una especie de mentores-tutores para el catalán. Y lo siguen siendo. No hay más que fijarse en las declaraciones, apariciones que algunos de ellos hacen últimamente para ponerle el pie en el cuello a Sánchez y de vez en cuando, para darle una palmada a Rivera. 

Alguien podría pensar que esto no debería funcionar, sino más bien para hundir a Rivera, porque viniendo de quién vienen las palmadas, mejor alejarse. Sin embargo, estos días podíamos ver algunas reflexiones como la que ha realizado en redes sociales la ex militante del PSOEMartu Garrote, anunciando que su opción de voto para el próximo 28 de abril será para los naranjas. Sin duda, aunque no sea líder, sí es sintomático el movimiento de algunos perfiles que, como el suyo, supeditan ideales y principios a la unidad de España, olvidando o desconociendo que la base del Partido Socialista era, precisamente, la defensa del Derecho de Autodeterminación, que con el tiempo fue suavizándose, aunque sin dejar de defender la España Republicana y Federal. 

Es el momento del cisma en el PSOE. Y le debemos esta brecha a los barones que han patrimonializado la organización durante décadas. Ellos, que nunca se retiran, que en realidad no saben hacer otra cosa más que conspirar y asegurarse sus sillones, prefieren mantenerse en el barco hasta el último minuto mientras le hacen agujeros para hundirlo. Cabe plantearse a estas alturas si no llevan en realidad haciendo esto desde el primer momento en Suresnes. Desmontar un ideario socialista a base de mezclarlo con terceras vías, privatizaciones, corruptelas, terrorismo de Estado y tomaduras de pelo varias a los independentistas. Lástima de partido que ha engañado durante tantos años a personas que se creían lo que en sus estatutos decían. Sí, eso de la república, de la españa de las naciones... 

Sea como fuere, ahora las encuestas dicen que el PSOE tendrá buenos resultados el 28 de abril. No es de extrañar, pues dentro del panorama actual, es, junto a Podemos, de lo más decente en el panorama de partidos nacionales. Pero ya no lo tendrá fácil pues las elecciones aseguran un resultado lo suficientemente endemoniado como para tener que hacer pactos. Otra vez. Y no bastarán dos formaciones para salir airosas. La aritmética obligará a que el mínimo para sumar sean tres partidos, y esto ya genera un problema: ¿hacia dónde se dejará caer el PSOE con tal de sobrevivir? Seguramente los apoyos de Unidas Podemos no serán suficientes. Y entonces, ¿qué? El Partido Popular no apoyará un gobierno de los "comunistas bolivarianos amigos de los golpistas", y mucho menos con ese ser llamado Casado. Ciudadanos, tampoco. Todo lo que lleve a Sánchez en la foto le da fobia. Así que no tendrá sus apoyos. Quedarían los independentistas, a los que Sánchez ya puede tratar de vender la moto mejor porque dudo mucho que después del juicio estén por la labor de fiarse otra vez de este PSOE que, teniendo la oportunidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos durante 9 meses, no ha hecho más que seguir enfangándolo todo. 

Sin embargo, si hay que sumar a más de tres opciones, podríamos estar hablando en los términos que han tenido ya lugar en Andalucía. La cuestión no va a ser que ganen las elecciones los tres mellizos de la extrema derecha. Pero sí es probable que ellos sean capaces de sumar lo que Sánchez e Iglesias no consigan. A no ser que se dediquen desde este momento a generar acuerdos serios y compromisos firmes con los independentistas. Si Sánchez aprovecha el tiempo que le queda en Moncloa para demostrar que va en serio, sería posible que salvase su poder. Ahora bien, la decisión es arriesgada: porque como no haga bien las cuentas, mientras suma por un lado, pierde por el otro en una sangría que desborda hacia Ciudadanos o PP

Podemos por su parte es probable que haya tocado techo. No es previsible que aumente, por mucho que Irene esté haciendo una labor excelente. La militancia está quemada, se siente en muchos casos ninguneada y traicionada al ver que después de estos años, se lo han guisado y se lo han comido todos los colegas de la facultad de Pablo, y sus chicas (por muy válidas que estas sean, incluso más que él). La ilusión que despertaron en su momento, tan cargada de fuerza ha ido desvaneciéndose al cambiar "Dije por Diego" en demasiadas ocasiones. Y después de haber ilusionado a los que ya pensaban que nunca lo harían, volver a creer después del chasco va a ser complicado. Aunque, dicho sea de paso, no estaría nada mal que la gente se active y decida apostar por formaciones progresistas, so pena de dejar el terreno libre a la extrema derecha. Porque hay que recordar que en Andalucía su éxito ha sido a costa del fracaso de la izquierda (o supuesta izquierda). 

Por eso, retomando el inicio de estas letras, Ciudadanos sabe que ha de hacerle agujeros al PSOE por donde pueda. Y para eso agasaja a quien haga falta. Después vendrán los disgustos y desencantos, como ya le ha pasado en innumerables ocasiones. Pero una vez conseguido el desmantelamiento de los socialistas, lo demás, será coser y cantar. Y para eso cuenta con la inestimable ayuda de algún que otro barón socialista que, pase lo que pase, saldrá ganando siempre.