Miedo, tristeza u odio no pueden ser adjetivos que acompañen a las acciones políticas. Las personas que nos dedicamos al servicio público, tenemos que ser herramientas clave para solucionar problemas y no para generar dificultades nuevas.

Por lo tanto, cuando se plantean las diferentes alternativas políticas, las propuestas, la esperanza y la alegría, tienen que ser el eje que marque todas y cada una de nuestras acciones.

Probablemente esta última visión sea una utopía para la derecha y la ultraderecha de nuestro país, que han encontrado en el miedo y la desesperanza un caldo de cultivo ideal para la destrucción de lo público y para su modelo de sociedad.

Lo grave, lo lamentable y lo inaceptable es que, con todo este supuesto panorama apocalíptico que nos plantean, lo único que generan es desafección y distanciamiento de las personas hacia la política.

Muestra clave de ello, es la moción de censura que presentaron en el Congreso de los Diputados.

Una ultraderecha incapaz de afrontar una nueva derrota que presenta un candidato teóricamente endulzado para buscar tumbar a un gobierno.

Una ultraderecha cobarde que pone a un candidato que se presta a ser “utilizado” como una marioneta a su servicio, pero que es incapaz de presentar propuestas alternativas.

Y lo probablemente más decepcionante de todo, una derecha, supuestamente moderada, incapaz de plantar cara a VOX y de actuar como una auténtica derecha europea moderna y plenamente democrática.

Todo esto no es casual, y menos cuando algunos de sus dirigentes actúan directamente generando estas situaciones tan lamentables con frases como la de la presidenta Ayuso que en lugar de plasmar propuestas alternativas, dice literalmente: “Hoy la izquierda está acabada ... Matadlos”.

¿Cómo alguien puede construir un país o un proyecto político desde el odio? ¿Cómo alguien puede intentar reescribir la historia de manera tan torticera? ¿Cómo alguien quiere ser una alternativa a un gobierno sin ninguna propuesta de país?

Aquellos que intentan destruir las instituciones las han usado de manera torticera con la presentación de esta moción de censura, sin ningún respeto a la ciudadanía, al Congreso de los Diputados, ni al Gobierno.

La ultraderecha una vez más ha demostrado su falta de proyecto y de compromiso con las personas de nuestro país.

Pero por el contrario, los y las progresistas, seguiremos luchando por y para las personas, sin utilizar las banderas para tapar los recortes y la falta de derechos.