Algunos éramos jóvenes, pero la bendita hemeroteca nos permite resucitar a un peleón Laporta dispuesto a todo por airear los trapos sucios de las eras Núñez y Gaspart. Qué lejos queda esa estampa… Ahora, más de dos décadas después de aquellas elecciones que le auparon a la cima de un Barcelona en ruinas, el cuento ha cambiado.

En pleno apogeo del caso Negreira, con un maremágnum de noticias inundando las portadas de los principales medios y digitales, con un Barça contra las cuerdas, Joan recurre al tan manido comodín procesista del victimismo. Ese que no deja de mirar a Madrid con acomplejado recelo y que señala sin estupor al que se atreva a contrariar el relato oficial. Ahora, el enemigo no es solo la vil Villa o el cruel y franquista Real Madrid. También lo es el compañero periodista que denuncie o informe de la podredumbre de un sistema que les ha permitido jugar con las cartas marcadas. Todo era más fácil cuando podíais comprar el silencio de los plumillas, ¿verdad?

Laporta ha lanzado toda su artillería contra la prensa bajo la débil excusa de proteger la integridad y el nombre del FC Barcelona. El club ha puesto a disposición de la gent blaugrana un correo para señalar a todos aquellos periodistas que investiguen, opinen o analicen cualquier tema relacionado con los trabajos de Negreira para garantizar “neutralidad arbitral” a la entidad. Hechos probados que intenta ahogar con amenazas judiciales a periodistas y hordas descontroladas de trolls con el victimismo integrado en su código fuente junto a lobotomizados feligreses.

Todo sin dar una mísera explicación. Sólo advertencias desde unos satélites mediáticos que intoxican a cinco columnas con unos informes que, efectivamente, corresponden a un Negreira, pero al Júnior, matiz que, por lo que sea, omite el relato oficialista culé. De los sesudos análisis arbitrales del padre, ni rastro. No existen, claro.

En absoluto me sorprende la situación, aunque sí esperaba que el bueno de Joan pusiera a disposición de todos su pico de oro para, al menos, excusarse. Qué menos, ¿no? Nada. Huida hacia adelante y maniobras made in III Reich. Entristece ver a algunos compañeros, otrora en nómina hasta que se vaciaron las arcas del Camp Nou, ladrando y saltando a cada palmada de su amo.

Afortunadamente, no es la tónica habitual y una parte sustancial del Periodismo -incluida la siempre despistada rama deportiva- ha tocado corneta y cerrado filas frente a la goebbeliana estrategia de Laporta. Aunque, pensándolo fríamente, no es sino la respuesta de un atormentado y arrinconado personaje a una realidad que aprisiona con fuerza desmedida su pescuezo. Mi apoyo incondicional a esos compañeros de profesión que tienen que hacer frente estos días a las querellas y los insultos de descerebrados que se ocultan tras un avatar de un Don Limpio culé, por poner un ejemplo. Así que, querido Joan Laporta, quiero darle más trabajo a tu equipo legal desde este rincón online. Denúnciame a mí también.