El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, casi ha conseguido la cuadratura del círculo. A ojos de la mayor parte de la opinión pública es un moderado, conciliador, que busca siempre la aproximación para la resolución de los problemas. Justo al revés que la presidenta madrileña, experta manipuladora, que ataca sin piedad a sus rivales políticos, aunque sea basándose en bulos y retorcimientos de la realidad. Son dos imágenes distintas de un PP cuyo líder, Núñez Feijóo, a veces se acerca a la visión madrileña y otras, las menos últimamente, a la andaluza. Esta es la imagen que a diario se nos ofrece, con mayor o menor dedicación e intensidad, según localización, interés y orientación del medio de comunicación que caiga en nuestras manos.

Sin embargo, con los datos por delante, en términos de calidad de los servicios públicos e inversión social, Andalucía supera a Madrid en precariedad y apoyo a la privatización. Hay muchos ejemplos de clara prioridad al sector privado y abandono paulatino de servicios a los ciudadanos, aunque se envuelva en eufemismos como “optimización” o “regularización”. De ahí que el líder andaluz haya conseguido la cuadratura del círculo. Sonrío y abrazo a niños y mayores, mientras ordeno recortes y acuso a Madrid de todos los males de Occidente. A quien hay que felicitar, por tanto, es a su círculo próximo, especialmente a sus servicios de Comunicación, por convertirle en el poli bueno y a Ayuso en el poli malo.

Hay asuntos en los que la Junta de Andalucía tiene asumidas todas las competencias y no lo reconoce, porque no le interesa. Vivienda, por ejemplo, está transferida a las comunidades autónomas y se podría hacer mucho por poner en marcha viviendas sociales, en colaboración con los ayuntamientos. Desde abaratar al máximo la repercusión del suelo a concretar con los bancos apoyos para la obtención de créditos hipotecarios. Por el contrario, el Bono Joven de Alquiler, que paga Madrid y gestiona Andalucía, ha provocado que la Cámara de Cuentas fiscalice la gestión, ya que, a 31 de diciembre de 2023, sólo se había ejecutado el 22% de los 68 millones asignados por el Gobierno.

En Sanidad, el abuso de contratos de escasa continuidad y mal pagados, en algunos casos por horas o días, está provocando que médicos y enfermeras se marchen a otras comunidades, como bien saben en el País Vasco, que se nutre de muchos de nuestros profesionales, con sueldos más altos y perspectivas de largo plazo. Igualmente, la Atención Primaria vive su peor momento, con un sistema que, por su incapacidad para asumir las necesidades ciudadanas, está provocando un aumento de las Urgencias, lo que nos perjudica a todos.

Por otro lado, una zona de especial emergencia es el Campo de Gibraltar, como demuestran los titulares diarios, cuya influencia se está extendiendo a otras zonas, como la costa de Huelva. Evidentemente es una cuestión que no se resuelve sólo con más guardias civiles y policías. Lo mismo puede decirse de uno de los barrios más famosos de Sevilla, las Tres Mil viviendas. La inversión en políticas sociales es esencial para sembrar un futuro alejado del dinero fácil que ofrece el mercado de la droga y esos servicios corresponden a la Junta de Andalucía, que mira para otro lado, mientras sus dirigentes acusan al ministro Marlaska de no enviar más dotaciones de seguridad.

Lo cierto es que mientras Ayuso dispara con bala contra sus contrincantes políticos y todos miramos con interés esos momentos que nos ofrece la televisión; en Andalucía, sabedor de que ni PSOE ni sus partidos a la izquierda, ni VOX, están en condiciones de hacerle daño, el presidente hace de su capa un sayo y nos vende que todo es por nuestro bien. Lo mismo Feijóo se ha dado cuenta ya.