La madrugada del martes empecé a leer el sumario de la DANA. No habían pasado ni cinco minutos cuando las lágrimas casi me impedían leer, tuve varios momentos de ahogo mientras en esas mismas lágrimas la rabia se iba abriendo paso sobre la tristeza que me embargaba. Mientras pasaba las páginas era cada vez más y más consciente de que aquella tarde noche del 29 de octubre, cuando el presidente Carlos Mazón estaba desaparecido y la inutilidad hecha consellera, de nombre Salomé Pradas, que no era capaz de enviar un mensaje alertando a la población de lo que se le venía encima, cientos de personas bajaron a sus garajes a sacar el coche. Unos garajes que en cuestión de minutos se convirtieron en trampas mortales, en ratoneras. En mi cabeza una idea ganaba la batalla: esas muertes fueron evitables.

En el sumario, de la voz de sus familiares se puede una hacer una idea del terror que sufrieron, tanto quienes perdieron la vida como quienes veían con impotencia como sus seres queridos desaparecían debajo del agua y el lodo. Rompe el alma ver las fotografías aportadas por la familias. Caras sonrientes que ahora yacen a dos metros bajo tierra por la ineptitud de aquellos que debían protegerlos. Sus relatos son escalofriantes. A lo largo de las páginas vemos con impotencia como los vecinos de L’Horta morían sin haber tenido ninguna posibilidad. Nadie los avisó.

Por las víctimas

Tener que escribir el artículo sobre el sumario ha sido de las cosas más duras a las que me he tenido que enfrentar como periodista, diría que está siendo mucho peor que la pandemia. Pero hay una cosa que me impulsa a seguir, las víctimas. Contar sus historias, contar su verdad, la verdad real y no la basura que tratan de vender desde el PP de Mazón hace que todo este dolor merezca la pena. Las palabras de ánimo y las gracias por mi trabajo que me han regalado las familias de las víctimas cada vez que he coincidido con ellas es el mejor regalo profesional que he recibido nunca. No tengo palabras para expresar lo que siento.

Sigo llorando, no lo puedo evitar, pero quiero que sepan, lectores, que esas lágrimas no son solo mías, son las de mis vecinos, las de mis amigos, son las lágrimas de mi tierra que sigue hundida en el barro cuatro meses después, pero también les digo que mi tierra conseguirá ganar como siempre lo ha hecho. De momento, sus palabras, su verdad, se ha impuesto al relato torticero de aquellos que no solo no los protegieron cuando debían, sino que los han abandonado después sin ningún tipo de miramiento.

Mi pueblo es fuerte. L’Horta Sud saldrá del fango y la verdad se impondrá. De hecho, este sábado en la manifestación mensual, miles de personas volverán a gritar lo que opinan de Mazón y de los ineptos de su Gobierno. No tengo ninguna duda, aunque ahora la rabia y el dolor me posean, de que ganaremos y la Justicia prevalecerá, las víctimas no se merecen menos. Sirvan estas palabras como homenaje a las familias de los 224 fallecidos y los tres desaparecidos en la DANA que cambió para siempre nuestras vidas la tarde del 29 de octubre de 2024. Por último solo quiero rendir mi pequeño homenaje a mis compañeros, muchos amigos, periodistas de Valencia que se están dejando el alma por informales a todos ustedes como se merecen. Compañeros, sois un orgullo.