La Autoridad independiente de responsabilidad fiscal, Airef, vuelve a poner de relieve, en su reciente informe sobre las líneas fundamentales presupuestarias de 2026 de la Comunidad de Madrid, los riesgos de una política fiscal insostenible y regresiva del Gobierno regional.
Lejos de reforzar los servicios públicos o mejorar la redistribución, el modelo madrileño se asienta en rebajas fiscales permanentes que merman los ingresos estructurales y benefician principalmente a las rentas más altas. La Airef advierte que la Comunidad podría incumplir la regla de gasto tanto en 2025 como en 2026, al prever un aumento del gasto computable muy por encima de los límites permitidos (6,3% en 2025 y 4,8% en 2026, frente al 3,3% autorizado). Esta deriva no responde a un esfuerzo en sanidad, educación o vivienda, sino a una mala planificación presupuestaria que combina menos ingresos por rebajas tributarias y un gasto público orientado a prioridades equivocadas.
Las rebajas fiscales en el IRPF, Sucesiones, Donaciones e ITPJD supondrán una pérdida de más de 300 millones de euros entre 2025 y 2026, mientras que las nuevas tienen un impacto residual que apenas aportarán ingresos simbólicos (13 millones por la tasa de incendios). Ese desequilibrio se agrava por un uso ineficiente del gasto público, que mantiene pagos millonarios a empresas privadas sanitarias, impulsa proyectos de dudoso retorno como la Fórmula 1, y desatiende áreas esenciales como la atención primaria, la vivienda o los cuidados.
La Airef subraya que el equilibrio fiscal de Madrid se sostiene sobre una base frágil y desigual, sostenida por una política de competencia fiscal a la baja y por la renuncia a utilizar los recursos públicos en favor del interés general. Frente a esa deriva, las soluciones no pasan por recortar gasto farmacéutico ni servicios públicos, sin evidencia de control ni eficiencia sino recortes selectivos y opacidad, sino por eliminar privilegios fiscales a los más ricos, revisar los conciertos con el sector privado y apostar por una gestión eficiente y transparente de los recursos públicos, frenando el derroche en proyectos pensados para la publicidad y el autobombo.
En síntesis, la Airef evidencia una Comunidad de Madrid que mantiene una política fiscal desequilibrada, socialmente regresiva y poco transparente, centrada en la competencia fiscal a la baja más que en la mejora de los servicios públicos o el bienestar ciudadano. Las advertencias del organismo independiente son claras: sin una revisión del modelo fiscal y sin medidas reales de control del gasto, el futuro de las cuentas madrileñas estará cada vez más lejos de la sostenibilidad y de la justicia social, que sólo se alcanzará mediante un sistema tributario justo y un gasto público al servicio de la ciudadanía.
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