Los juegos de mesa no solo sirven para pasar un buen rato en familia. Según una nueva investigación de Game in Lab tienen un impacto directo en el desarrollo cognitivo de los niños. El estudio, realizado en población infantil, demuestra que el simple hecho de jugar puede traducirse en mejoras académicas y conductuales significativas.
Memoria y funciones ejecutivas
Uno de los hallazgos más destacados es que la memoria a corto plazo mejora hasta un 18% en los niños que juegan regularmente. Además, se registraron avances en otras funciones ejecutivas: la flexibilidad cognitiva aumentó un 13% y el control inhibitorio un 17%.
Mejor rendimiento académico
El informe también relaciona las sesiones de juego con un refuerzo escolar claro. Entre niños de 6 a 12 años, se observó un incremento del 17% en aritmética y un 10% en comprensión lectora. Estos datos refuerzan la idea de que el aprendizaje no se limita al aula, sino que puede potenciarse a través del juego.
Impacto en la conducta y la atención
Más allá del plano académico, el estudio señala una reducción del 34% en problemas de comportamiento en niños con trastornos de atención. También se detectó un aumento general del 17% en el autocontrol.
Incluso una sola partida puede marcar la diferencia. Una sesión con un juego rápido como Dobble® elevó la capacidad de concentración de los adolescentes en un 8% más que si hubieran pasado el mismo tiempo viendo vídeos.
Un recurso educativo en crecimiento
Con estos datos, la investigación subraya el potencial de los juegos de mesa como herramienta complementaria en el desarrollo infantil. Más allá de la diversión, se convierten en un apoyo para la memoria, la atención y el aprendizaje, con beneficios que pueden sentirse desde el aula hasta el entorno familiar. ¿Pero qué juegos pueden ser interesantes? Te mostramos a continuación cinco excelentes juegos de mesa con los que mejorar la memoria y el rendimiento escolar en niños.
1. Monster Kit
Uno de los juegos recomendados es Monster Kit, donde los jugadores se convierten en aprendices de magia y deben crear criaturas únicas a partir de cartas de conjuro. La dinámica combina imaginación y humor, ya que los monstruos pueden ser tan poderosos como extravagantes.
Además de la diversión, este título estimula la identificación de formas y colores, la coordinación ojo-mano y la iniciación a la lectura y la escritura. También refuerza operaciones matemáticas sencillas, fomenta la socialización y ayuda a interiorizar normas básicas. El juego incluye distintos modos de partida, lo que permite adaptarlo a diferentes edades y niveles.
2. Splendor Kids
Splendor Kids es una versión adaptada para la infancia del clásico juego de estrategia Splendor. En él, los jugadores recorren un reino con la misión de repartir alimentos entre sus habitantes, y quienes logren llegar al palacio antes del cierre de sus puertas comparten la victoria.
La mecánica introduce a los más pequeños en la gestión de recursos de forma sencilla y entretenida. Además, sus tableros modulares permiten partidas variadas y con gran rejugabilidad, convirtiéndolo en una opción ideal para combinar diversión y aprendizaje.
3. Dodo
Dodo es un juego cooperativo para 2 a 4 jugadores, a partir de 6 años, con partidas rápidas de unos 10 minutos. Su creador es Marco Teubner, autor de varios títulos infantiles reconocidos como Stone Age Junior o Carcassonne Junior.
El reto consiste en rescatar el huevo del dodo antes de que se precipite montaña abajo. Para conseguirlo, los jugadores deben construir puentes y un embarcadero usando su memoria y actuando con rapidez. El dado marca el material necesario en cada turno y las fichas, colocadas boca abajo, ponen a prueba la atención de todos.
El juego ofrece diferentes niveles de dificultad y fomenta la cooperación, la memoria y la agilidad mental. Su puesta en escena es uno de sus puntos fuertes: el huevo va descendiendo lentamente por la montaña, obligando a los jugadores a coordinarse para salvarlo a tiempo.
4. Cucú trás, ¿qué hay detrás?
En este juego de observación, cada carta muestra un mismo objeto con un pequeño cambio, y el objetivo es detectarlo antes que los demás. Las cartas se colocan sobre la mesa y, en cada turno, un jugador da la vuelta a una de ellas mientras el resto tiene los ojos tapados. Al abrirlos, todos deben identificar rápidamente qué detalle ha variado y señalarlo lo más rápido posible.
La dinámica es sencilla y accesible para toda la familia: cada participante empieza con un pequeño mazo de cartas y, al acertar, puede descartarse de una de ellas. La partida continúa hasta que alguien logra quedarse sin cartas. Este título potencia la atención visual, los reflejos y la agilidad mental de los más pequeños, aunque resulta igual de entretenido para los adultos.
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5. Sospechosos inusuales
Sospechosos Inusuales es un juego cooperativo en el que los participantes deben descubrir al culpable entre 12 sospechosos. Está pensado para grupos de 3 a 16 jugadores, a partir de los 10 años, lo que lo convierte en una opción ideal para jugar en familia o con amigos.
Un jugador asume el papel de testigo y conoce quién es el culpable, pero no puede dar pistas sobre su aspecto físico. En su lugar, responde a preguntas relacionadas con los gustos, hábitos u opiniones de los sospechosos.
El resto de jugadores, que actúan como investigadores, debe descartar opciones hasta dar con la persona correcta en un máximo de 11 turnos. En definitiva, el juego fomenta la memoria, la atención y el razonamiento lógico, ofreciendo una experiencia divertida y original en torno a la deducción.
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