Un grupo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, ha identificado un resplandor de rayos gamma en el centro de la Vía Láctea que podría aportar una de las pistas más sólidas hasta ahora sobre la materia oscura, una sustancia invisible que, según los científicos, constituye la mayor parte del universo.
Durante años, los astrofísicos han debatido el origen de este brillo difuso. Las hipótesis se dividían entre las colisiones de partículas de materia oscura y la radiación emitida por estrellas de neutrones que giran a gran velocidad. Una nueva investigación, publicada en Physical Review Letters, sugiere que ambas explicaciones son posibles, aunque ninguna se considera definitiva.
“El exceso de rayos gamma que vemos en el centro de nuestra galaxia podría ser nuestra primera pista sobre la materia oscura”, explica Joseph Silk, profesor de física y astronomía en Johns Hopkins y coautor del estudio. “La materia oscura domina el universo y mantiene unidas las galaxias. Es extremadamente importante y constantemente pensamos con desesperación en cómo podríamos detectarla”, añade.
Simulaciones que coinciden con las observaciones reales
Para el estudio, el equipo internacional de Silk utilizó supercomputadoras con el fin de elaborar mapas de cómo se distribuye la materia oscura en la Vía Láctea, incorporando por primera vez la historia evolutiva de la galaxia.
Los modelos muestran que, en sus orígenes, la Vía Láctea creció al fusionarse con sistemas más pequeños compuestos de materia oscura y gas. Este proceso habría concentrado las partículas en el núcleo galáctico, provocando más colisiones y, por tanto, una emisión mayor de rayos gamma.
Los mapas generados por las simulaciones coincidieron notablemente con los datos reales obtenidos por el Telescopio Espacial de Rayos Gamma Fermi, lo que refuerza la hipótesis de que la materia oscura podría estar detrás del misterioso resplandor.
Una teoría aún en disputa
Aun así, los científicos no descartan que los llamados púlsares de milisegundos —estrellas de neutrones que giran a gran velocidad— sean los responsables del fenómeno. Sin embargo, esta explicación plantea un problema: las observaciones actuales no detectan suficientes púlsares como para justificar la intensidad del resplandor detectado.
Para avanzar en la investigación, los astrónomos esperan los primeros resultados del futuro Conjunto de Telescopios Cherenkov, que ofrecerá imágenes más precisas y permitirá distinguir si la señal procede de colisiones de materia oscura o de emisiones de estrellas moribundas. “Una señal limpia sería una prueba irrefutable, en mi opinión”, afirma Silk.
El siguiente paso: mirar más allá de la galaxia
El equipo planea extender su trabajo a varias galaxias enanas que orbitan la Vía Láctea. Si los nuevos mapas coinciden con los datos de rayos gamma reales, podrían confirmar de forma más clara la teoría de la materia oscura. “Es posible que veamos los nuevos datos y confirmemos una teoría sobre la otra”, concluye Silk. “O tal vez no encontremos nada, en cuyo caso será un misterio aún mayor por resolver”.
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