Solemos pensar que a más árboles, mejor para el medio ambiente. Sabemos que la vegetación absorbe CO2 y expulsan oxígeno. Es una combinación perfecta para nosotros. Y en eso recaen muchas de nuestras esperanzas contra el cambio climático

Pero puede que sean esperanzas vanas. Porque lo que es menos conocido es que el material vegetal, cuando muere, libera grandes cantidades de carbono. Por eso en la universidad de Cambridge han hecho un estudio que puede cambiar nuestra manera de pensar. 

Según su análisis, los árboles cada vez viven más rápido. Las condiciones ambientales actuales, hacen que su desarrollo se acelere. Y como ocurre entre los animales, más actividad conlleva una esperanza de vida menor. 


Contar anillos

Los científicos de la universidad británica han estudiado la edad de los árboles por el tradicional método de contar los anillos de su tronco. En concreto, se fijaron en el crecimiento y edad de coníferas muertas en las altas cotas de los Pirineos españoles y de Altai, en Rusia. 

Con estos ejemplares analizaron su velocidad de crecimiento, la duración de su vida y el ratio entre CO2 absorbido y luego emitido a la atmósfera, las conclusiones no son muy halagüeñas. Al parecer, este ciclo podría producir más CO2 del que consume. Es decir, los grandes bosques pueden no ser la esperanza contra el cambio climático. 

El propio estudio establece que, a la luz de estos nuevos datos, es necesario revisar una paradoja. Aquella que establecía que, según aumenta el CO2 en la atmósfera, más rápido creen los árboles, lo cual contribuye a una suma cero. Ahora, según este informe, esa suma no solo es errónea, si no que, en realidad, es una multiplicación por dos