Muchos expertos piensan que el SARS-CoV-2 no desaparecerá nunca, pero que cuando la mayoría de la población esté vacunada, el virus sólo producirá una infección asintomática para los adultos y un leve catarro en niños, según un estudio recién publicado en Science.

Los autores de este estudio basan su afirmación en un modelo matemático que reproduce la propagación del virus. Otros expertos independientes especialistas en evolución viral e inmunología respaldan sus conclusiones.

“Nuestro modelo sugiere que esta transformación tardará entre uno y 10 años”, explicas Jennie Lavine, investigadora de la Universidad Emory (Estados Unidos) y primera autora del estudio, en declaraciones recogidas por El País.

El ritmo de vacunación y la inmunidad de infectados

El plazo exacto dependerá de la velocidad de vacunación y de un aspecto más complejo: durante cuánto tiempo alguien es inmune a la covid grave después de haberse infectado o haber recibido la vacuna. "Lo ideal es que la capacidad de bloquear la enfermedad sea duradera, pero que la capacidad de transmisión sea más corta”, señala Lavine.

La experta también cree que hay otro aspecto a tener en cuenta: ¿cuántas infecciones o dosis de vacuna serán necesarias para generar una inmunidad fuerte? Esta transición marcará el paso de un virus pandémico a otro endémico, es decir, que siempre estará presente y podrá causar brotes puntuales sin mucha virulencia.

El papel de las vacunas

Los científicos asumen que el SARS-CoV-2 es más parecido a los cuatro coronavirus del catarro ya conocidos que a los dos coronavirus más virulentos, el SARS de 2001 y el MERS de 2012, por lo que cuando la mayoría de la población esté vacunada, el virus no podrá seguir causando enfermedad grave, pues las vacunas lo impiden.

Los científicos se preguntan si  las vacunas también evitarán la transmisión del virus, algo menos probable. De esa forma, los únicos que seguirían siendo primerizos ante el virus serían los niños que vayan naciendo, pero en ellos solo se producirían síntomas leves parecidos a un resfriado. Es lo que sucede ya con los cuatro coronavirus estacionales conocidos. Los autores del trabajo calculan que esta transición puede suceder “en unos años o a lo sumo en unas pocas décadas”.

Una vacunación permanente

A partir de la experiencia de los coronavirus del catarro, los científicos creen que la primera infección en niños sucederá entre los tres y cinco años, y que se podrán volver a infectar en años sucesivos, pero los síntomas serían cada vez más leves o inexistentes. “Estos resultados refuerzan la importancia de seguir con las medidas de aislamiento hasta que las campañas de vacunación durante esta fase pandémica hayan concluido. Es posible que sea necesario continuar la vacunación en la fase endémica”, explican los autores del trabajo.

Un virus endémico

La aparición de variantes más contagiosas, como la del Reino Unido podría ser bueno, según Lavine. Una variante que se extienda más rápido pero no sea más letal bajará la mortalidad. Además reforzaría la inmunidad de la gente, pues un infección asintomática fortalecería las defensas. Esto no sería así si apareciera una variante que cause una enfermedad más grave, lo que supondría un mayor riesgo para todos los no vacunados. Lavine explica que, basándose en los cuatro coronavirus del catarro, no hay evidencias de que esto pueda pasar. “No es imposible, pero no tenemos ninguna prueba para pensar que es probable”, afirma la experta.

“Lo más razonable es que en esta década este virus se vuelva endémico y produzca solo picos estacionales en invierno”, explica al citado diario Mark Lipsitch, epidemiólogo de la Universidad de Harvard. En mayo de 2020, su equipo calculó que seguirá habiendo picos de infección por este coronavirus por lo menos hasta 2024.

La inmunidad como salvación

“El impacto en la salud pública de este virus bajará radicalmente cuando se cumpla una de dos condiciones. La primera es que, como dice este estudio, la inmunidad ante la covid grave sea duradera y que además sea reforzada a través de reinfecciones leves, porque no hay una inmunidad total. La segunda es que haya una cobertura de la vacuna en las personas de más riesgo, de forma que la mortalidad se reduzca muchísimo. Creo que es probable que lo primero suceda en todo el mundo. Los países desarrollados habrán cubierto la vacunación en seis meses o un año y el resto de países un tiempo después”, explica.

La mayoría coincide en que el virus del coronavirus no desaparecerá porque siempre podrá encontrar refugio en algunas personas o en animales. Es algo similar a lo que ya sucede con la gripe, cuyo reservorio son las aves salvajes acuáticas y que cada invierno vuelve lo suficientemente cambiado como para que haga falta una vacuna nueva.