La portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid, Carolina Alonso, ha arremetido contra el youtuber Un Tío Blanco Hetero (UTBH), conocido por su discurso antifeminista y de corte reaccionario, que desde hace un tiempo reside en Andorra. Alonso criticó la figura del creador digital como ejemplo de una tendencia cada vez más extendida: la de influencers que utilizan su altavoz mediático para difundir mensajes de odio mientras eluden sus responsabilidades fiscales.

Detrás del personaje se encuentra Sergio Candanedo, quien saltó a la fama en 2018 gracias a vídeos en YouTube en los que, oculto tras una máscara blanca, cargaba contra el feminismo, las políticas de igualdad y lo que denominaba “cultura de la corrección política”. Su canal se convirtió rápidamente en uno de los referentes del discurso antifeminista en España, sumando cientos de miles de seguidores y consolidándose en el ecosistema de la derecha digital junto a otros perfiles afines. Aunque él se ha definido en alguna ocasión como un “contrapeso” al pensamiento único, sus críticos lo sitúan como un altavoz del machismo y del pensamiento reaccionario.

En 2023, UTBH anunció en un directo que abandonaba España para instalarse en Andorra. Alegó que los motivos eran principalmente fiscales: denunció que las cuotas de autónomos se habían triplicado en tres años hasta rozar los 600 euros y que el sistema tributario hacía inviable mantener su actividad. También expresó un profundo desencanto político tras las elecciones generales del 23 de julio, calificando el resultado como “la gota que colmó el vaso” y recomendando a sus seguidores “huir de España” como un acto de sensatez. Siguiendo la estela de streamers como El Rubius, TheGrefg o Vegetta777, buscó en Andorra un refugio fiscal y un nuevo escenario para continuar su actividad.

La reacción a su marcha no se hizo esperar. Mientras parte de su audiencia respaldó la decisión como un gesto de rebeldía contra el Estado, muchas voces lo acusaron de incoherencia: un creador que exige libertad y exige voz en el debate público, pero que rechaza contribuir al sistema común mediante los impuestos. Para sus detractores, la huida de figuras como UTBH no solo supone un fraude moral, sino también un debilitamiento del contrato social en un país donde la sanidad, la educación y los servicios públicos dependen de la aportación colectiva.

Es en este contexto donde se enmarca el repaso de Carolina Alonso. La diputada de Podemos subraya que personajes como Candanedo representan una deriva peligrosa del espacio digital: una mezcla de discurso reaccionario, victimismo y evasión fiscal, amplificada por plataformas que les permiten llegar a un público joven y moldear su percepción política. Alonso reprocha que, mientras en España se sigue debatiendo cómo garantizar políticas de igualdad y justicia social, creadores como UTBH se enriquecen atacándolas y, al mismo tiempo, renuncian a contribuir a la sociedad de la que provienen.

La proliferación de “gurús” digitales de la derecha radical que construyen comunidades sólidas en redes sociales, muchas veces al margen de los debates parlamentarios tradicionales, y que trasladan la batalla cultural a plataformas como YouTube, X o Twitch. 

El repaso de Alonso, por tanto, no es solo contra un youtuber, sino contra un modelo de comunicación política que ha encontrado en figuras como UTBH un filón: polémica constante, victimismo calculado y discursos que, bajo la apariencia de libertad, esconden una agenda de retroceso en derechos y de privilegio fiscal. Un espejo de la tensión entre lo digital y lo institucional, entre lo que se dice desde la comodidad de Andorra y lo que se debate en los parlamentos españoles.

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