"La tranquilidad, la tranquilidad es lo que más se busca" ha sido una de las frases más reconocidas del internet español en la última década. ¿Su autor? Álvaro, un joven de Teruel que, en el momento en el que la pronunció, tenía 12 años. ¿Su origen? La piscina del municipio de Fuentecerrada, donde fue preguntado por una reportera por qué le gustaba esa piscina turolense y qué la hacía tan tranquila. Fue entonces cuando Álvaro se convirtió en historia de los memes españoles: "Llegas a otras piscinas de aquí de Teruel y hay un montón de panchitos, cubanos y todo eso". Aquel comentario racista ganó una viralidad extrema que aún aguanta en la memoria colectiva en el universo de la inmediatez y del contenido desechable. Trece años después de aquello, Álvaro ha sido localizado y entrevistado por el creador de contenido Tiparraco, autor del libro Mememorfosis: 20 años de cultura meme y el internet que nos cambió. La realidad de aquel niño tras hacer ese comentario cambió para siempre.

Las piscinas municipales estaban abriendo la temporada de verano y una reportera estaba en directo para la cadena autonómica aragonesa, y quiso acercarse a los chavales para hablar con ellos. Allí estaba Álvaro. "Está templadísima, está muy buena", decía el joven sobre el agua y entonces soltó la infame frase: "Pues la tranquilidad, la tranquilidad es lo que más se busca. Llegas a otras piscinas de aquí de Teruel y hay un montón de panchitos, cubanos y todo eso...". Como es lógico, la periodista se vio obligada a retirarle el micro y cambiar de tema con incredulidad.

Álvaro tiene ahora veinticinco años y está a punto de acabar su formación como Técnico en Producción Agropecuaria, y ha relatado que su vida cambió radicalmente tras hacerse viral y que tuvo muchos problemas personales y judiciales. "La frase se sacó de contexto y llegué a recibir incluso amenazas de muerte", se ha sincerado. 

"Yo dije eso por lo que había pasado el día anterior. A mí, a pesar de que estoy como estoy, siempre me ha gustado la natación. Y en una piscina de mi localidad siempre guardaban cuatro calles para la gente que quiere nadar y luego el resto es ocio. Pues había tantísima gente que se te cruzaban en medio hasta en estas calles y no dejaban hacer nada a nadie. Haciéndoles cortes de manga a los socorristas incluso. Cuando se lo conté a mi familia me dijeron esa frase y, al día siguiente, la repetí", ha explicado trece años después.

"Yo nunca he sido racista. Me daría una colleja por decir eso"

"Evidentemente tonterías decimos todos con 12 años, pero yo no nunca he sido racista. Cuando pasa de la risa a que me persigan hasta mi casa, llamarme a las tres de la mañana, que tuviese hasta miedo de salir a la calle... 17 juicios he tenido por este vídeo por racismo y xenofobia. Los gané todos", ha revelado en la entrevista.

"Estuve cinco años así. De los 12 hasta los 17. Unos años infernales. Me dieron palizas. Un día llegué con el pecho hundido y un ojo morado a casa. Arruiné mi adolescencia. Llegó a tal punto que en una calentada, fue solo un momento puntual, pero llegué a pensar en quitarme del medio. 'No puedo aguantarlo más', me dije. Pero después mi cabeza hizo clic", se sincera el joven, invitando a reflexionar sobre el impacto de la viralidad y de las redes sociales en las vidas de la gente de a pie.

"Si pudiera volver atrás me daría una colleja y me diría 'pero qué haces diciendo semejantes tonterías con lo que te puede repercutir'. Ahora lo veo en perspectiva. Mucha gente se lo tomó como debía ser, un comentario gracioso e inocente. Y muchas amenazas fueron de gente escondida detrás de una pantalla que se pone a insultar", lamenta. "Si alguien se ve en la misma, de estar en el anonimato a que te conozca mucha gente, sobre todo hay que tener paciencia, los pies en el suelo y mano izquierda con lo malo que venga", aconseja ante situaciones similares.

Sin embargo, prefiere quedarse con la parte buena de la historia. Sigue yendo a la piscina de Fuentecerrada, donde dice que es recibido "como un embajador, con pase VIP". "Además, no todo fue malo. Era algo cerrado y me costaba muchísimo socializar. He hecho muchos amigos. Sueltas la frase, te reconocen y se echan a reír", sentencia el futuro técnico agropecuario.

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