El primer ministro criminal de Israel, Benjamín Netanyahu, desarrolla un genocidio sobre la población palestina desde mucho antes de los atentados del 7 de octubre. Sin embargo, han intentado refugiarse tras este incidente para justificar el apartheid y los crímenes de guerra que se han agudizado en el último año y medio. Ahora, retoma la idea que propuso su aliado Donald Trump de transformar la devastada tierra en un resort vacacional libre de los palestinos que queden vivos, a los que se pretende expulsar a los países limítrofes.

La Franja de Gaza está reducida a cenizas y los pocos palestinos que resisten en Cisjordania siguen siendo expulsados de sus tierras por los colonos y las fuerzas armas israelís. Con la principal potencial mundial de su lado y los países de la Unión Europea (UE) refugiados en su habitual equidistancia ante Estados Unidos (EEUU) y sus aliados, Netanyahu ha conseguido asesinar a más de 60.000 civiles, un tercio de ellos niños, sin que haya una reacción internacional más allá de los lamentos. Desde la sociedad las denuncias son múltiples.

El mundo de la cultura española es uno de los más unidos en esta causa. Uno de los más activos en este cometido es el actor Juan Diego Botto, que ha expuesto en sus redes sociales las verdaderas intenciones que esconde el primer ministro israelí, con una orden de detención de la Corte Penal Internacional activa, detrás de su aceptación de las tesis de Trump. “Netanyahu ha afirmado quiere aplicar el plan Trump: Expulsar a toda la población palestina de Gaza y convertir la Franja en la Riviera Maya de Oriente Medio”, ha denunciado. Esto solo tiene un nombre y Botto lo ha recordado: “la definición misma de limpieza étnica”.

Última propuesta de Netanyahu

El genocida trasladaba este miércoles por primera vez su intención de implementar la propuesta de su aliado yanki, consistente en expulsar a dos millones de palestinos de la Franja de Gaza a otros países del mundo árabe y transformar el enclave en un resort vacacional como condición para poner fin a la guerra en el enclave. Así, ha asegurado estar "listo para poner fin a la guerra bajo condiciones claras que garanticen la seguridad de Israel".

Esto, ha apuntado, incluye que todos los rehenes "regresen a casa", que Hammas deponga las armas, "que renuncie al poder, que sus líderes sean exiliados, que Gaza esté totalmente desarmada y llevemos a cabo el plan de Trump, tan correcto y revolucionario". Mientras, mantiene la ofensiva con la que la que asegura que las tropas "están ganando cada vez más terreno para limpiarla de terroristas y de la infraestructura terrorista de Hamás".

Los hospitales plagados de niños amputados y civiles muertos son estas infraestructuras, a más de escuelas, edificios de viviendas y, en definitiva, cualquier enclave en el que pueda encontrarse un civil palestino desarmado. “Todos los territorios de Gaza estarán bajo el control de la seguridad israelí”, ha prometido Netanyahu, que piensa llegar hasta el final en su ocupación y no parece que la comunidad internacional vaya a impedírselo.