El escritor Benjamín Prado ha puesto el foco en una de las heridas abiertas de la democracia española: el desconocimiento histórico del franquismo entre los jóvenes. En su intervención en La Roca, el programa de La Sexta que conduce Nuria Roca, el autor madrileño alertó de que el olvido institucional y educativo de la dictadura está detrás de que uno de cada cinco jóvenes considere que los años del régimen franquista fueron “muy buenos”.
Ese dato, procedente del último barómetro del CIS, muestra una tendencia preocupante: el 19% de los jóvenes y más del 21% de la población valora el franquismo como una etapa “buena o muy buena”. Para Prado, esa visión distorsionada no nace de la nostalgia, sino de una carencia educativa y de una memoria histórica mal gestionada.
El origen del problema
Durante el debate, la presentadora Nuria Roca recordaba que muchos profesores reconocen no llegar en el temario hasta la Transición o el franquismo, por falta de tiempo. Prado recogió ese guante con una crítica directa:
“Yo he visto los libros de historia de mi hija. Decían literalmente: ‘En 1936 hubo una Guerra Civil y después una dictadura que duró 38 años. En 1977 regresó la democracia’. Ahí está el problema. Ahí empieza el ‘Viva Franco’. No se estudia”.
El escritor lamentó que durante años se extendiera la idea de que ignorar al dictador era la mejor forma de castigarlo, lo que, en su opinión, ha derivado en una generación desinformada. “Esa teoría fue un error”, sentenció.
Impunidad franquista
Prado también apuntó a la Transición como un momento clave en la perpetuación del silencio. A su juicio, España perdió entonces la oportunidad de cerrar en condiciones la etapa dictatorial:
“Estamos hablando de un problema que no se resolvió cuando debía. Esa parte de la Transición, la menos admirable, es la que hace que algunos la llamen hoy la Transacción. Nadie pagó por los crímenes del franquismo: ni los torturadores de la Puerta del Sol ni los responsables de 38 años de represión. El franquismo quedó impune”.
Esa impunidad, advierte, abre la puerta a la normalización de la ultraderecha. “Es peligrosísimo jugar a ser amigos de la extrema derecha”, alertó. “Cuando haces eso, mandas el mensaje de que también son normales. No, el PP es un partido normal; la ultraderecha no lo es”.
"No han entendido nada"
El escritor fue más allá al reflexionar sobre cómo las consignas extremistas vuelven a ganar presencia en las calles. “Los chavales que gritan ‘Viva Franco, viva la Constitución’ demuestran que no han entendido nada”, ironizó.
Para contrarrestar esa banalización, Prado lanzó una provocación pedagógica: “A algunos los mandaba seis meses al franquismo. Solo así podrían comparar lo que es vivir en una democracia, con todos sus problemas, frente a una dictadura donde una mujer no podía tener una cuenta bancaria sin permiso del marido, ni un pasaporte, ni trabajar libremente”.
Con su intervención, Benjamín Prado no solo denuncia la amnesia colectiva sobre el pasado autoritario, sino que subraya la urgencia de reforzar la educación democrática. En su opinión, la historia reciente de España no puede reducirse a tres líneas en un manual escolar, porque ese vacío es precisamente el que permite que el relato del franquismo se reescriba desde la ignorancia o la nostalgia.
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