El camino para que se cumplan los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas está plagado de riesgos. Pero quizá el más grave sea uno al que se está prestando menos atención que a otros, como las emisiones de carbono o la gestión del agua. La educación, la capacitación de la sociedad en su conjunto se ha convertido en una de las principales barreras para cumplir con las metas planteadas para su consecución antes de 2030.

“El desarrollo económico depende de las capacidades de cada sociedad, lo que significa que una educación de alta calidad y equitativa es primordial”, escriben Eric A. Hanushek y Ludger Woessmann, profesores de Economía de las universidades de Stanford y Múnich, respectivamente.

En un artículo publicado por el Fondo Monetario Internacional, ambos autores advierten de que, en las condiciones actuales, “es difícil ser optimista, porque los déficits son grandes y los acontecimientos recientes no han mejorado las oportunidades para el éxito”.

Millones de niños y adultos siguen privados de oportunidades educativas

Elemento transformador

Como señala la Unesco, por su parte, “la educación transforma vidas” y es un derecho humano “a lo largo de toda la vida”. Sin embargo, “millones de niños y adultos siguen privados de oportunidades educativas, en muchos casos debido a factores sociales, culturales y económicos”, afirma la institución.

Esta situación tiene un profundo impacto a largo plazo, puesto que “por su carácter de derecho habilitante, la educación es un instrumento poderoso que permite a los niños y adultos que se encuentran social y económicamente marginados salir de la pobreza y participar plenamente en la vida de la comunidad”. Carecer de formación es, por tanto, una condena a la exclusión.

El déficit global de capacidades es inmenso

Sin capacitación básica

Como explican Hanushek y Woessmann, las diferencias educativas son la causa de tres cuartas partes de las variaciones entre países en crecimiento a largo plazo. “El déficit global de capacidades es inmenso, dado que dos terceras partes o más de la juventud mundial no alcanza los niveles básicos”.

Conseguir el objetivo de capacitación básica global, según sus cálculos, supondría un incremento de 700 billones de dólares del producto interior bruto mundial en lo que queda de siglo.

A la larga, el crecimiento depende principalmente de las capacidades de las personas

Relación directa

“Nuestra interpretación del patrón de crecimiento económico y desarrollo es bastante directo”, señalan estos autores, “aunque hay un número de factores que influyen en el corto plazo, a la larga, el crecimiento depende principalmente de la capacitación de las personas”.

Su análisis “indica que las capacidades económicas relevantes se miden bastante bien a través de los exámenes internacionales en matemáticas y ciencias”, como el Programme for International Student Assessment [Programa internacional de evaluación de estudiantes, PISA].

“El crecimiento y los logros [educativos] están directamente relacionados: los países con poblaciones que consiguen altos logros crecen rápido; aquellos cuyos habitantes se quedan atrás en ellos, prácticamente no experimentan crecimiento alguno”, señalan. Y apuntan a que no se trata tanto de años pasados en centros formativos, sino de lo que realmente se aprende en ellos.

Demostramos que la mejora en los logros tiene un potente impacto en el crecimiento

Otros factores

Ambos investigadores reconocen que existe una “preocupación estándar” sobre la posibilidad de que esta relación entre educación y desarrollo se deba a otros factores de mayor importancia. “Hemos investigado otras posibles explicaciones en profundidad y -aunque es imposible borrar todas las dudas- mostramos un caso creíble de que la mejora en los logros tiene un potente impacto en el crecimiento”, explican.

Como prueba, citan los tests de evaluación realizados a principios de los años 80, que predijeron el crecimiento y el incremento del gasto [que puede deberse a un crecimiento más rápido] no genera mayor capacitación de forma consistente. “Es más, si solo usamos la parte de la variación en logros producida en buenas instituciones del sistema escolar, encontramos la misma relación con crecimiento más rápido, lo que descarta la noción de que los mayores logros solo captura factores omitidos ajenos al sistema educativo”.

De hecho, según sus datos, los países que incrementaron la capacitación a lo largo del tiempo también muestran tasas mayores de crecimiento, lo que confirma que el resto de factores culturales o institucionales que podrían haberse omitido potencialmente, no son relevantes.

Incluso en los países con ingresos altos, uno de cada cuatro jóvenes carece de esas capacidades básicas

Un problema en todos los países

Las cifras no son halagüeñas: más de la mitad de la juventud de 101 países no alcanza las capacidades básicas y en 37 de ellos, el porcentaje se eleva al 90. Pero no se trata de un problema localizado en determinados estadíos del desarrollo. Según estos autores, “incluso en los países con ingresos altos, una cuarta parte de la población joven carecen de esas capacidades básicas”.

Las zonas más afectadas son el África subsahariana [94 por ciento], sur de Asia [90 por ciento], oriente medio y norte de África [70 por ciento] y Latinoamérica [66 por ciento]. Además, el 62 por ciento de los estudiantes de secundario en el mundo no alcanzan la capacitación mínima.