Andrés Castro es investigador del Centre d’Estudis Demogràfics y lleva toda la vida analizando las diferencias sociales. “Soy colombiano y siempre, he crecido en un contexto en el que la desigualdad es bastante evidente, al punto que dejamos de verla”, explica.
El origen geográfico y socioeconómico de los inmigrantes condiciona su situación en España
Castro ha publicado este mismo año, junto a Carlos Ruiz-Ramos, de la Universitat Autònoma de Barcelona, una investigación que ha recogido el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa”, bajo el título Estratificación social e integración de los inmigrantes en España.
He hablado con él para que me explique cómo es el proceso de integración de los inmigrantes en la sociedad y la economía españolas, en función de su origen. Spoiler alert: es difícil mejorar.
El difícil cambio de clase social para los inmigrantes
Según explica, en el caso de inmigrantes de clase media alta y alta, cuyos padres “tienen un nivel educativo muy alto, hay una transmisión intergeneracional del capital, el capital cultural y capital social”.
Sin embargo, cuando hablamos de las clases media baja y baja, “el nivel educativo de la generación anterior es más bajo. Podríamos hablar de la transmisión intergeneracional de las desventajas, que se puede entender como que no hay un ascensor social muy claro”.
La consecuencia de esta situación es que “es muy poco probable que una persona salga de su clase social. Y, si logra salir, lo hace a una clase adyacente. Es decir, puede pasar de una clase muy baja a una clase baja o de una clase baja a una media; pero los saltos entre clases que están bastante separadas son muy poco frecuentes”.
Demostrar con datos
“Este resultado no nos sorprende, pero nos parece que está bien demostrarlo empíricamente”, explica Castro. Según detalla, “las condiciones de vida favorables o lo que llamamos ventajas socioeconómicas coinciden”.
Es decir, “las personas que tienen un alto nivel educativo son quienes tienen mejores empleos, más prestigiosos y mejor retribuidos; y viven en hogares de mayor ingreso”. Eso hace también que disfruten de “un acceso a la propiedad temprana y sin cargas financieras”.
Pero la cosa cambia en otros estratos de la sociedad: “A medida que vamos bajando en nuestra jerarquización del espacio social, encontramos clases en las que estas ventajas empiezan a desaparecer”.
Clases medias
En el caso de las clases medias, “el porcentaje de personas que tienen educación superior es más bajo. Por lo tanto sus ocupaciones son menos retribuidas y el acceso a la propiedad de la vivienda supone una carga financiera más alta”.
Una tendencia que se hace más acusada en el caso de “las clases bajas, en las que no coinciden las ventajas sino las desventajas. Son personas cuyo nivel de desempleo es mucho más alto porque tienen niveles educativos más bajos”.
Para estos segmentos de población, no solo el acceso a la vivienda en propiedad es más difícil, también supone que el alquiler suponga “un esfuerzo financiero muy grande. Más del 35% de sus ingresos se van para pagarlo. Lo que les queda para cubrir el resto de sus gastos es bastante poco”.
Mayor representación
Castro hace hincapié en esta situación, porque los inmigrantes “están sobrerrepresentados en las clases bajas”. Sus datos señalan que “un poco más de la mitad” de la población de este segmento “son familias de inmigrantes”.
El investigador advierte: “Pero también es importante decir que la otra mitad son personas nacidas en España. Es decir, que esta asociación que hacemos a veces de inmigración = vulnerabilidad no es del todo cierta. También hay vulnerabilidad socioeconómica entre personas nacidas en España”.
Pero también “hay una proporción de la inmigración que tiene nivel educativo alto, que tiene un buen nivel de empleo, que tiene ingresos elevados, que accede a la propiedad de la vivienda aquí en España. La inmigración tiene como esa doble cara”.
En términos absolutos, la diferencia es notable: “Son mucho más numerosos en las clases bajas, porque estas son un 30% o 40% de la población, mientras que la clase alta son apenas un 10-11%”.
De dónde vienes importa
Otro aspecto que define el lugar que ocupan los inmigrantes en la sociedad española es su lugar de origen: “Los inmigrantes que están en la clase alta vienen de América Latina, de otros países europeos, de Asia o de Estados Unidos. Cuando analizamos las cifras para los inmigrantes que vienen de África, está claro que su posición social siempre es la clase baja, independientemente de su edad, de su nivel educativo. Los datos muestran que no hay una ascensión social, que las clases medias y altas están cerradas para ellos, porque prácticamente no encontramos en ellas personas del continente africano”.
Segunda generación
En el caso de los hijos de los inmigrantes, que ya han nacido en España, “lo que observamos es que están un poco en la mitad. No están tan bien como los hijos de personas nacidas en España, pero están un poco mejor que sus padres inmigrantes”.
Es decir, “sí que hay un poco de movilidad social en esta segunda generación, pero es limitada por la misma razón, porque siguen estando atados a la clase social de sus padres”.
Otro hallazgo de la investigación es que la educación no lo es todo. Hay inmigrantes que cuentan “con un nivel educativo alto, pero no logran insertarse en el mercado laboral de una manera acorde con él y terminan estando subempleados, en las clases más bajas”. Esto tiene un impacto directo en la segunda generación, que “a pesar de sus niveles educativos un poco más altos, ocupan posiciones sociales que uno no se esperaría”.
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