Tras una aventura en la MLS, Federico Bernardeschi, ha regresado a la Serie A de la mano del Bolonia. El atacante, que ha tenido una dilatada trayectoria en clubes como la Fiorentina, Juventus y Toronto, ha pasado por el podcast ‘Bsmt’, creado por Gianluca Gazzoli, en el que ha hablado sobre la homofobia en el ‘calcio’. Con la madurez adquirida a sus 31 años, ha tratado el problema en primera persona, dejando claro que, en el fútbol, aún queda mucho camino por recorrer en materia de inclusión.

El futbolista italiano ha relatado que “hace doce años, cuando tenía 20, me presenté en el vestuario de la Fiorentina con falda y dijeron y escribieron de todo, incluso en el periódico... Pero ¿cuál era el problema? Si me gusta la falda, me la pongo”. Además, ha añadido que “¿saben cuántas veces me han dicho que soy gay? ¿Y si lo fuera? ¿Cuál sería el problema? De hecho, estaría orgulloso. Me quito el sombrero ante quienes han salido del armario. La gente tiene que entender que, en este mundo, cada uno debería ser libre de hacer lo que quiera".

El atacante, recalcó que “en general, siempre deberíamos preguntarnos si la opinión que los demás tienen de nosotros es realmente tan importante en nuestras vidas”, en relación a la importancia que este le daba a los comentarios negativos en aquellos tiempos, aunque asegura que ahora “lo digo, riendo y bromeando, pero en ese momento, estaba sufriendo”.

El contundente mensaje ha sido bien recibido en redes sociales, al igual que el retorno de Bernardeschi a Italia, según el propio futbolista cuenta: “Me recibieron muy bien aquí. El grupo tiene valores importantes, con un club serio detrás, y los resultados son dignos de ver. ¿El Mundial? Por eso también volví; es una experiencia que he extrañado: ya veremos, cualquier cosa puede pasar”.

Un estigma que aún persiste en el deporte

El relato de Federico Bernardeschi vuelve a abrir un debate que el fútbol lleva demasiado tiempo esquivando: la homofobia y el estigma que aún pesan sobre este deporte. Aunque en la sociedad europea se han dado pasos importantes hacia la inclusión y la visibilidad de la diversidad, el fútbol profesional sigue siendo un territorio donde pocos se atreven a dar el paso de hablar con libertad. El testimonio del atacante italiano, que con naturalidad admite haber sufrido insultos y rumores simplemente por su manera de vestir o comportarse, revela hasta qué punto la cultura del vestuario y la presión del entorno condicionan la vida personal de los jugadores.

Los casos de futbolistas que han salido del armario durante su carrera son contados. La mayoría lo hace una vez retirados, lo que muestra que aún existe un miedo profundo a las repercusiones mediáticas, a la reacción de los aficionados y, en muchos casos, al rechazo de los propios compañeros. La homofobia en el fútbol no siempre se manifiesta de manera explícita, pero se filtra en comentarios, rumores o actitudes que generan un clima de silencio. En un deporte que presume de valores universales como el respeto y el compañerismo, resulta contradictorio que la diversidad siga siendo un terreno tan poco explorado.

En ligas como, precisamente, la Serie A, apenas se han visto iniciativas sostenidas contra la discriminación. Las campañas puntuales no han sido suficientes para romper un tabú que permanece inalterable. Por eso, testimonios como el de Bernardeschi son tan valiosos: demuestran que es posible hablar con naturalidad y valentía de un tema que afecta a muchos, y abren la puerta a que futuras generaciones encuentren un espacio más libre dentro y fuera del campo.

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