La LaLiga española ha hecho un alto en el camino por Navidad y, como marca la tradición, los futbolistas han aprovechado el parón para desconectar lejos de la rutina competitiva. Muchos han regresado a casa para pasar estos días con familia y amigos, otros han viajado a sus países de origen e incluso algunos han acudido como espectadores a grandes eventos internacionales, como la Copa de África. Pero hay un destino que, año tras año, se repite entre los jugadores de élite: Dubái.
Lujo, clima cálido y experiencias exclusivas convierten a la ciudad emiratí en uno de los refugios preferidos del fútbol profesional durante las vacaciones. Esta vez, los protagonistas han sido Dean Huijsen y Álvaro Carreras, dos futbolistas del Real Madrid que han disfrutado de sus días libres en Dubái y cuyas publicaciones en redes sociales no han tardado en generar polémica.
Ambos defensores han compartido imágenes de sus vacaciones en las que aparecen interactuando con animales salvajes en zoológicos privados, una práctica habitual en este tipo de destinos turísticos. Aunque cada uno ha viajado por separado y acompañado de su entorno familiar, el contenido de sus publicaciones ha sido suficiente para encender el debate en redes.
Huijsen y Carreras, vacaciones de lujo… y controversia
Álvaro Carreras ha sido uno de los más señalados tras publicar imágenes paseando a un tigre blanco, además de posar con un león y acariciar a una cría de mono. Las fotografías, tomadas en un entorno claramente controlado y pensado para el turismo de alto nivel, muestran al lateral disfrutando con naturalidad de una experiencia que, para muchos, resulta tan llamativa como controvertida.
Por su parte, Dean Huijsen ha ido un paso más allá en cuanto a variedad. El central ha compartido vídeos y fotografías rodeado de serpientes de gran tamaño, tigres de Bengala, águilas, lemures e incluso osos. Algunas de estas imágenes han sido publicadas tanto en su perfil personal como en el de su padre, Donny Huijsen, muy activo en Instagram. La puesta en escena, espectacular desde el punto de vista visual, ha dividido por completo a la opinión pública.
Mientras algunos seguidores celebran la tranquilidad con la que los jugadores disfrutan de su descanso y destacan el carácter “único” de estas experiencias, otros han reaccionado con dureza. Comentarios como “Esto es una payasada” o “Posar con animales salvajes en cautividad es una vergüenza” reflejan el malestar de una parte de la afición, que cuestiona tanto el trato a los animales como el mensaje que transmiten figuras públicas tan influyentes.
Una moda en auge entre futbolistas de élite
Este tipo de escapadas no son una novedad. Dubái se ha consolidado en los últimos años como uno de los destinos favoritos de los futbolistas durante los parones, ya sea en Navidad, verano o fechas FIFA. El acceso a experiencias exclusivas, muchas de ellas imposibles en Europa, forma parte del atractivo que seduce a jugadores jóvenes y consolidados.
Un ejemplo reciente es el de Lamine Yamal, que a finales de 2024 también pasó sus vacaciones navideñas en los Emiratos Árabes. El futbolista del FC Barcelona, entonces recuperándose de una lesión, compartió imágenes muy similares: sujetando una boa, con un águila posada en la mano, alimentando tigres y leones o interactuando con un pequeño cocodrilo. Aquel viaje ya generó debate, aunque el ruido mediático fue menor que el actual.
La repetición de estos casos confirma que no se trata de hechos aislados, sino de una tendencia cada vez más normalizada entre deportistas de élite, acostumbrados a un estilo de vida donde el ocio también se convierte en contenido público.
El debate eterno: zoológicos privados y animales salvajes
La polémica que rodea a Huijsen y Carreras reabre un debate más profundo: el uso de animales salvajes en zoológicos privados y parques turísticos. Organizaciones animalistas y muchos usuarios critican estas prácticas por considerar que fomentan la explotación y la normalización de la cautividad con fines recreativos.
Los defensores de estas actividades argumentan que se realizan bajo supervisión, con animales cuidados y habituados al contacto humano. Sin embargo, los detractores insisten en que la mera exhibición y manipulación de especies como tigres, leones o serpientes transmite un mensaje problemático, especialmente cuando lo protagonizan figuras con millones de seguidores.
En un mundo hiperconectado, donde cada imagen se analiza y se amplifica, las vacaciones privadas de los futbolistas dejan de ser solo un asunto personal. El caso de Huijsen y Carreras vuelve a demostrar que, en el fútbol moderno, incluso el descanso puede convertirse en foco de debate social.
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