No hace mucho tiempo, el Camp Nou tenía un cántico que repetía en cada partido: “¡Uruguayo!, ¡Uruguayo!”. Uno puede pensar que se realizaba por Luis Suárez, pero tras la marcha del delantero, la arenga siguió estando presente en el estadio. Hubo alguien que se encargó de mantenerla viva en el momento más delicado del club gracias a su rendimiento y entrega. Ronald Araujo era ese central capaz de sostener toda una línea defensiva que hacía aguas por todas partes y, además, acudía al lateral derecho si era necesario, siendo el único que frenó a Vinicius en el mejor momento del brasileño.

El defensor estaba sumido en un idilio que parecía eterno con su afición. Sin embargo, todo se torció hace poco más de año y medio, cuando Barcola forzó su expulsión en un FC Barcelona-PSG que el cuadro azulgrana tenía controlado. En el regreso a la élite del fútbol europeo, Araujo no dio la talla y eso terminó penalizándole hasta el presente. Un gran sector del barcelonismo cree que es el gran culpable de que, en Europa, el Barça no haya triunfado en las últimas temporadas.

A su imprudencia frente al PSG, se le suma una mala actuación ante el Inter de Milán al atribuírsele la responsabilidad del gol de Acerbi, a quien el uruguayo estaba encargado de cubrir, y ahora, se añade una nueva expulsión en un gran escenario, esta vez frente al Chelsea en Stamford Bridge. La afición ha decidido tomarla con Araujo y darle aún más sentido a la célebre frase: “El fútbol no tiene memoria”.

El defensor vive sus horas más críticas como culé, tal es así que causará baja hasta recuperarse mentalmente de su actuación frente al Chelsea y todo lo que le ha acarreado en la última semana. Según han informado varios medios, Araujo ha pedido ese tiempo y el Barça se ha puesto a su total disposición con el objetivo de recuperarle para la causa. Cuando Hansi Flick anunció que no estaría presente frente al Atlético, ya dejó entrever que algo ocurría: “Ronald no está preparado. Es una situación privada, y no diré más. Pido que le respetéis”, dijo en la rueda de prensa previa al partido.

No hay plazos marcados para el regreso del charrúa a los terrenos de juego. El presidente del Barça, Joan Laporta, dijo el pasado viernes que quería “animar y defender” a su jugador: “Quiero animar y defender a Araujo. Se le ha criticado mucho, y no lo encuentro justo. Lo da todo en el campo, es nuestro capitán y ahora debe superar este momento. Es una persona muy emocional y con sentimientos”. El mandatario culé explicó desde Andorra que “lo ha pasado mal y quiero decirle que estamos con él, que debe pasar página. Porque aquí ganamos y perdemos todos, y no hay un solo responsable de las derrotas ni de las victorias”.

Araujo lleva sin entrenar con sus compañeros desde la derrota en Stamford Bridge, aunque el pasado lunes acudió con sus agentes a la Ciudad Deportiva del Barcelona para reunirse con la entidad. Físicamente se encuentra al 100%, pero no anímicamente. Contra el Deportivo Alavés causó baja por, según informaron los servicios médicos del club, un cuadro de gastroenteritis.

No le faltan novias

En este escenario, el futuro de Araujo vuelve a abrir un debate inevitable dentro del club. Aunque el Barcelona mantiene públicamente que el uruguayo es intransferible, su situación anímica y el desgaste con una parte de la afición podrían condicionar las decisiones del próximo mercado. No sería la primera vez que su nombre aparece en la agenda de grandes clubes europeos: Bayern de Múnich y Juventus ya mostraron un interés firme en pasadas ventanas, llegando incluso a trasladar propuestas que el Barça rechazó por considerar al central pieza clave del proyecto.

Paradójicamente, incluso en su momento más bajo, Araujo no ha dejado de entregar actuaciones de nivel a lo largo de la temporada. Firmó un partido colosal ante el Newcastle, sostuvo al equipo en noches complicadas como la visita al Oviedo y dejó una de las imágenes más épicas del curso cuando, ante el Girona, Flick lo mandó de delantero centro en los minutos finales y marcó el gol de la victoria en el último suspiro. Momentos que recordaron al Araujo que el Camp Nou idolatraba, ese capaz de cambiar la energía del estadio con una sola acción.

La salud mental, el partido más difícil

En un plano más amplio, el caso de Araujo vuelve a poner el foco en un aspecto que el fútbol, y el deporte profesional en general, ha tardado demasiado en atender: la salud mental de los jugadores. La exigencia constante, la exposición pública y la presión por rendir pueden quebrar incluso a los futbolistas más competitivos. Por eso, en el Barça insisten en que acompañar al uruguayo no es solo una cuestión deportiva, sino humana. Su situación recuerda que, detrás del profesional, existe una persona con emociones, fragilidades y límites, y que cuidar ese equilibrio es indispensable para que pueda volver a su mejor versión. Araujo no es el primero ni será el último en necesitar una pausa, pero su caso ayuda a visibilizar la importancia de generar entornos seguros, comprensivos y preparados para proteger la salud mental de quienes viven bajo el foco cada semana.

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