El fútbol moderno ya no solo se decide en el césped. Los despachos, los contratos y la gestión del talento joven se han convertido en un factor clave para entender por qué dos futbolistas de edad similar, posición comparable y proyección internacional pueden vivir realidades económicas tan distintas. El caso de Pau Cubarsí y Dean Huijsen es uno de los ejemplos más claros del panorama actual: dos centrales nacidos en 2007 y 2005 respectivamente, llamados a marcar una época, pero con salarios muy alejados entre sí.

Mientras Cubarsí se ha consolidado en el primer equipo del FC Barcelona como una de las grandes apariciones de La Masia en la última década, Huijsen se ha asentado en el Real Madrid como una apuesta estratégica de presente y futuro, respaldada por un contrato acorde a su estatus de fichaje de alto perfil. En 2025, esa diferencia se traduce en números: el central azulgrana percibe alrededor de 4 millones de euros brutos al año, mientras que el defensor blanco alcanza los 9 millones de euros por temporada.

Una de las grandes apuestas del Barça

Cubarsí representa el triunfo de la cantera en un Barça que ha tenido que mirar hacia dentro para reconstruirse. Formado desde niño en La Masia, su irrupción en el primer equipo se produjo casi sin ruido, pero con un impacto inmediato. A pesar de su juventud, su madurez táctica, su salida de balón y su capacidad para competir contra delanteros de primer nivel le han convertido en una pieza clave para el proyecto deportivo. El club lo considera una joya estratégica y ha blindado su continuidad con un contrato progresivo, acorde a su edad y a la delicada situación financiera de la entidad.

Ese contexto explica en buena medida el sueldo de Pau Cubarsí. Sus 4 millones de euros anuales lo sitúan en una franja salarial contenida dentro del vestuario azulgrana, lejos de las grandes estrellas, pero muy por encima de lo habitual para un jugador de su edad. Es un salario que refleja confianza, pero también prudencia: el Barça prioriza la estabilidad económica y apuesta por una escalada salarial gradual ligada al rendimiento y a la consolidación deportiva.

Fichaje estratégico del Real Madrid

En el otro lado de la balanza aparece Dean Huijsen. Internacional joven, formado en distintas academias europeas y con un perfil físico y técnico muy valorado en el mercado, su llegada al Real Madrid estuvo marcada por una inversión importante y una estrategia clara: asegurar a uno de los centrales con mayor proyección del continente antes de que su precio se disparara aún más. El club blanco no solo apostó por su talento, sino también por su impacto a medio y largo plazo.

Ese respaldo se refleja directamente en su salario. Los 9 millones de euros que percibe Huijsen en 2025 lo colocan en un escalón claramente superior al de Cubarsí, y lo acercan más a jugadores ya consolidados que a promesas en desarrollo. Es una cifra que responde tanto a su valor de mercado como al modelo del Real Madrid, acostumbrado a ofrecer contratos competitivos para atraer y retener talento estratégico.

Un recorrido diferente

La diferencia salarial se entiende mejor si se observa el recorrido contractual de ambos. Cubarsí firmó su renovación como una apuesta de futuro dentro de un club que necesitaba proteger su patrimonio deportivo sin comprometer su masa salarial. Huijsen, en cambio, llegó al Bernabéu como una operación de mercado, con intermediarios, competencia internacional y un contexto de negociación mucho más agresivo.

Más allá del sueldo fijo, ambos futbolistas cuentan con ingresos complementarios. En el caso de Cubarsí, su proyección mediática todavía está en fase de crecimiento. Sus acuerdos publicitarios son limitados y muy ligados al entorno del club, con patrocinios discretos y una imagen todavía en construcción. El Barça cuida su exposición, consciente de que se trata de un futbolista en pleno proceso de formación.

Huijsen, por su parte, ya empieza a explotar su perfil internacional. Su imagen se asocia a marcas deportivas, acciones comerciales y eventos vinculados al Real Madrid, lo que incrementa notablemente sus ingresos totales. Aunque aún no se le puede considerar una gran marca global, su fortuna crece a un ritmo más acelerado gracias a su posicionamiento mediático. Dos centrales llamados a dominar el fútbol europeo, dos contratos que simbolizan modelos opuestos y una realidad incuestionable: en la élite, el talento se paga, pero el contexto lo decide todo.

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