Cuando se habla de Alfredo Di Stéfano, se habla del jugador que cambió la historia del Real Madrid, del hombre que, el 23 de septiembre de 1953, no solo debutó, sino que inauguró una era con su primer gol vestido de blanco. Ese mismo día, pero 72 años después, ha sucedido un hecho con especial carga simbólica: Franco Mastantuono, con apenas 18 años, besó la red por primera vez como madridista en el duelo ante el Levante, como si el destino hubiera querido trazar un puente invisible entre el origen del mito y el nacimiento de una nueva esperanza.

En su sexto partido como jugador del Real Madrid, el argentino recibió un pase de Vinicius y, tras unos metros en conducción, sacó un disparo desde el interior del área con la derecha que se coló en la escuadra de la portería de Ryan. Mastantuono, había dejado muestras de su calidad en los minutos que ha jugado hasta el momento, pero le faltaba encontrarse con la fortuna del gol. Tras el encuentro, declaró ante la prensa que “esperaba ese gol, aunque no era lo principal, pero sí un paso para coger confianza en este equipo que cada vez va mejor. Es una alegría muy grande”.

El 30 blanco habló de su etapa de adaptación: “Recién me estoy adaptando a una nueva liga, un nuevo equipo, una nueva vida. Vengo de argentina y es un salto grande, pero me siento cómodo y cada vez con más confianza. Este año va a ser increíble para mí y para todos”. Además, señaló que sus compañeros le "han dado mucha confianza": “parece que estoy aquí hace más tiempo por el trato de mis compañeros, del equipo, es muy lindo competir y entrenar así, en un trabajo muy bonito que además es nuestra pasión. Los chicos me han dado mucha confianza y me siento como en casa”.

Fue preguntado por Lamine Yamal, con quien no entró en comparaciones, pero al que felicitó por su segundo puesto en el Balón de Oro: “Lo felicito por el segundo puesto ahora en el Balón de Oro. Creo que es un gran jugador. Obviamente no lo tengo que decir yo. Yo trato de no compararme con nadie, sino de jugar para mi equipo que creo que eso es lo que lleva después a lo individual”.

Un espejo en el que mirarse

El primer gol de Di Stéfano con el Real Madrid llegó en un amistoso contra el Nancy. Fue la primera piedra del ciclo irrepetible de un equipo que conquistó cinco Copas de Europa de forma consecutiva. Se dice que los mejores futbolistas de una época son los que se adelantan a su tiempo, los que rendirían al mismo nivel en tiempos futuros, con un fútbol evolucionado. ‘La Saeta Rubia’ era justo eso. Encarnó un tipo de futbolista total, capaz de defender, crear y decidir, que definió para siempre la identidad del Madrid.

Entrar en comparaciones entre cualquier promesa y una figura de tal magnitud puede resultar injusto, y en el caso de Mastantuono, sería un error cargarle con un peso tan desproporcionado. El argentino, con apenas 18 años, se encuentra todavía en pleno proceso de adaptación a una nueva liga, un nuevo club y una nueva vida lejos de su país natal. Su gol al Levante es apenas un destello de lo que puede ofrecer, una muestra de calidad que genera ilusión, pero que aún está muy lejos de convertirse en legado.

Sin embargo, la coincidencia de fechas abre una narrativa sugestiva. El hecho de que Mastantuono haya marcado su primer gol con el Real Madrid el mismo día que lo hiciera Di Stéfano 72 años antes, invita a pensar en esas conexiones simbólicas que parecen reservadas a los clubes con más historia. No es una señal de destino, pero sí un recordatorio de que cada leyenda comenzó siendo promesa, y que los caminos más brillantes suelen iniciarse con pasos pequeños, pero firmes.

Para el 30, el espejo de Di Stéfano no debe ser una comparación imposible, sino una inspiración cercana. En el Real Madrid, donde la exigencia es máxima y la memoria se mide en títulos y gestas, el joven argentino tiene la oportunidad de crecer mirando hacia atrás, hacia la figura del mito, y al mismo tiempo hacia adelante, hacia su propio futuro. El gol al Levante fue el primero de su historia como madridista; si será también el inicio de una etapa memorable, solo el tiempo y su talento lo decidirán.

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