Según cuenta el mito, en el año 490 a.C., tras haber ganado Grecia la primera de las guerras médicas contra Persia, un soldado recorrió aproximadamente 40 kilómetros para llevar el mensaje del triunfo griego a los habitantes de Atenas. Su nombre era Filípides, y de forma heroica, galopó desde la ciudad de Maratón hasta la capital griega. Exhausto, cumplió su cometido, pero fue tal el esfuerzo que falleció justo después de anunciar la victoria.
Dos milenios después, en 1894, se creó el Comité Olímpico Internacional con el objetivo de traer de vuelta los Juegos Olímpicos que en la Antigua Grecia gozaron de una gran popularidad. Los primeros Juegos de la era moderna se celebraron en 1896, casualmente en Atenas, y esto motivó al filólogo Michel Breal a idear la prueba del maratón. Usando de ejemplo el mito de Filípides, se estableció una distancia de recorrido de entre 40 y 42 kilómetros, fijándose en 42.195 metros de forma definitiva en París 1924.
La primera prueba olímpica de Maratón la ganó el griego Spiridon Louis, que fijó la marca en 2:58:50. Desde entonces, una gran cantidad de atletas han competido intentando no solo ganar, si no bajar de las dos horas, algo que nadie ha logrado en competición. La barrera estuvo cerca de derribarse cuando un atleta keniata estableció el récord mundial en 2:00:35. Un hito histórico logrado en la maratón de Chicago en 2023. Las dos horas tenían fecha de caducidad, hasta que el mundo del atletismo perdió a una de sus más grandes promesas: Kelvin Kiptum.
Los inicios de una leyenda del deporte
Kiptum nació en una aldea del Valle del Rift en Kenia. Habituado a correr descalzo por los senderos montañosos, comenzó a entrenar seriamente a los 13 años. Su salto al deporte internacional se produjo en 2019 con su participación en el medio maratón de Lisboa, finalizando quinto. No fue hasta 2022 que no debutó en la distancia completa. Lo hizo en Valencia, logrando la victoria con una impresionante marca de 2:01:53. El cuarto mejor tiempo de toda la historia en ese momento.
El 8 de octubre de 2023 tuvo lugar la maratón de Chicago. Por aquel entonces, el récord del mundo lo ostentaba toda una leyenda, Eliud Kipchoge (lo estableció 2:01:09 en Berlín 2022) y Kiptum llegaba tras haber conseguido dos victorias en dos maratones disputados. El joven keniata hizo historia quedando a solo 36 segundos de bajar de las dos horas. Parecía escrito en la historia que Kiptum sería el hombre que lograra la hazaña. Sus tres tiempos en los maratones se colocaron entre los siete mejores de todos los tiempos. Hasta que sucedió la tragedia.
Kiptum y su trágico final
Su siguiente oportunidad para conseguir el hito era el maratón de Róterdam que se celebró en abril de 2024. En una entrevista que concedió a La Gazzetta dello Sport en enero de aquel año, Kiptum se mostró motivado y seguro de sus posibilidades: “Iré allí para correr rápido. El recorrido es ideal y el público en las calles te anima a dar lo mejor de ti. Me encantaría ser parte de la rica historia de este maratón. Si la preparación va en la dirección correcta y las condiciones meteorológicas lo permiten, iré a por ello”.
El atleta estaba llevando a cabo una preparación muy exigente, con entrenamientos semanales que acumulaban un kilometraje de unos 250 kilómetros. También tenía la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de París 2024, donde hubiera representado a Kenia junto con Kipchoge. Sin embargo, el destino le deparó a Kiptum la peor de las desgracias.
El 11 de febrero de 2024 iba en un coche junto a su entrenador, el ruandés Gervais Hakizimana. En la carretera que une Eldoret con Kaptagat, el keniata perdió el control del auto y provocó un accidente de tráfico en el que fallecieron ambos integrantes del vehículo. Las investigaciones posteriores se descartó que el coche estuviera averiado y concluyeron que el auto salió rodando de la carretera unos 60 metros hasta impactar contra un árbol. El mundo del atletismo lloró la pérdida del que parecía destinado a la gloria, y las dos horas, respiran ahora más tranquilas sabiendo que su verdugo se fue antes de tiempo.