En Inglaterra no están acostumbrados a ver a un centrocampista menudo dominar los partidos a su antojo. En la Premier League, el hogar del vértigo y de los ‘box to box’, los jugadores con mejor pie que físico son mirados con cierto recelo, como si no medir dos metros y no ser un armario físicamente fueran impedimentos para ser un futbolista diferencial. Sin embargo, el partido entre el Newcastle y el FC Barcelona sirvió para que todos los incrédulos comprobaran que el mediocentro más en forma del panorama balompédico es español, no cumple ninguna de estas características y se llama Pedri González.

El canario ha sumado adeptos tras su paso por Gran Bretaña, donde dio una ‘masterclass’ en posicionamiento, calidad asociativa, defensa de espacios… Bajo la batuta de Hansi Flick, Pedri se ha convertido en un jugador total, despertando la admiración de leyendas como el que fuera centrocampista del Manchester United, Paul Scholes, quien colgó una historia en su perfil de Instagram que decía: “Es mi nuevo jugador favorito”.

No fue el único, también Thierry Henry le dedicó unas palabras en la CBS al jugador del FC Barcelona: “Ve el partido de forma diferente a la de todo el mundo. Es el jugador que más se parece a Michael Laudrup para mí”. No solo exfutbolistas se rindieron ante el talento del canario. El atacante inglés cedido por el Manchester City al Everton, Jack Grealish, publicó que “es un disfrute ver a Pedri y a de Jong jugar”.

Al término del encuentro, que finalizó con victoria culé por un gol a dos, el autor del tanto de las urracas, Anthony Gordon, atendió a los medios en rueda de prensa, mostrándose sorprendido ante el nivel mostrado por el equipo de Flick: “Para ser honesto, no estamos acostumbrados a jugar contra jugadores que mantienen el balón de esta manera. Sí, nos enfrentamos al Chelsea y al Manchester City antes, pero nunca fueron así... fueron los mejores contra los que he jugado en ese sentido”.

La sencillez hecha futbolista

Su crecimiento no ha sido fruto de la casualidad. Desde su llegada al Barça, Pedri entendió que el talento debía ir acompañado de disciplina, capacidad de sacrificio y una lectura del juego fuera de lo común. Hoy, a punto de cumplir 23 años, maneja los tiempos de los partidos con una naturalidad que sorprende incluso a sus compañeros, que encuentran en él una brújula capaz de marcar cuándo acelerar, cuándo pausar y cómo desactivar la presión rival con un simple giro de tobillo.

La madurez que transmite en el campo contrasta con su edad. Pedri no necesita levantar la voz ni gesticular en exceso; su autoridad emana de cada control, de cada pase filtrado y de la serenidad con la que convierte lo difícil en rutinario. En un fútbol donde la fuerza física suele imponerse, el canario demuestra que la inteligencia táctica y la técnica depurada pueden ser armas más decisivas que cualquier despliegue atlético.

Y mientras los elogios internacionales se acumulan, Pedri mantiene la misma sencillez que lo caracterizó en sus inicios en Tegueste. Quizá ahí resida parte de su grandeza: un futbolista que, pese a estar destinado a marcar una época, sigue disfrutando del juego con la naturalidad de aquel niño que soñaba con ser profesional. Un jugador que no necesita gritar para ser escuchado y que, con cada actuación, confirma que el futuro del fútbol europeo ya tiene nombre y apellido.

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