El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, ha acordado citar a declarar como principal investigado al multimillonario ruso Mikhail Fridman, el máximo accionista de la cadena de supermercados Dia. Por el presunto liderazgo en una operación financiera que provocó la quiebra a la empresa española Zed WorlWide.

Se ha comenzado la investigación después de que la Fiscalía Anticorrupción lo solicitase en un escrito en el que considera a Friedman como la persona que controló toda una serie de maniobras y asfixias económica de la tecnología española para adquirirla por 20 millones de euros.

Por ello, el juez instructor le ha citado a declarar en esta causa, donde también se encuentra investigado el expresidente de Zed Javier Pérez-Dolset, para que de su versión sobre la serie de actuaciones que llevó a cabo en relación a esta mercantil. En noviembre de 2017, unos meses después de explotar la operación Hanta por la que fue detenido Pérez Dolset, Fridman remitió un escrito a la Fiscalía Anticorrupción en el que se desmarcaba de cualquier responsabilidad en las decisiones empresariales que pudieron haber derivado en la insolvencia de Zed Worldwide.

Poder fáctico y directo

Un reciente informe policial que obra en el sumario pone en duda esa versión sosteniendo, con un análisis pormenorizado del funcionamiento de las empresas, así como con mensajes de WhatsApp y correos electrónicos de distintos implicados, que Fridman ostenta "el poder fáctico y directo" sobre los directivos y las decisiones que adoptaron causando un perjuicio patrimonial al accionariado español de Zed.

Así, del análisis de toda la información conseguida a lo largo de esta instrucción, el fiscal José Grinda considera que el inversor ruso lideró "una práctica que se conoce en el entorno criminal ruso como 'raider' (asalto o ataque) o absorción ilegal de empresas, por lo que pidió que su investigación.

Posición del privilegio

Asimismo, el representante del Ministerio Público describe la operativa que se ha llevado a cabo y destaca que el empresario ruso alcanzó una posición de privilegio frente a cualquier tipo de decisión del grupo Zed. La entidad crediticia Amsterdam Trade Bank, una de las que prestó dinero a la tecnológica para sacar adelante el 'Proyecto Zeus', con el que se planeó su salida a Bolsa en el mercado estadounidense Nasdaq, pertenecía a un grupo cuyo propietario es Fridman.

A todo ello se sumó a una acción de presión y ahogo económico para Zed WorlWide que desarrollaron otros de los socios rusos de Fridman, además, el fiscal indica que son “con los que se planificó una estrategia ilegal de interrupción de pagos de dividendos de las filiales rusas que dio lugar a una falta total de liquidez”.

Por otro lado, otras de las sociedades de Fridman, Vimpelcom, aprovechó la situación de descontrol e irregularidad en la que se encontraba ya el Grupo Zed para reducir o eliminar los contratos suscritos con el grupo chipriota Temafon, del que la tecnológica de Pérez-Dolset había adquirido el 50,10 por ciento de su capital en 2009, sin que conste que se hubiera producido un incumplimiento del objetivo, ni siquiera una prestación defectuosa de las obligaciones pactadas.

 Asfixia económica

Según el fiscal, el objetivo final era conseguir la asfixia económica de Zed con la perdida de capitales en presuntas comisiones ilegales. En ese sentido, se ha destacado que Fridman conocía las obligaciones crediticias que el grupo español tenía contraídas. Además, de su imposibilidad de hacer frente a dicho préstamo si se producía una reducción sensible de los ingresos procedentes del mercado ruso.

La situación de paralización societaria, la falta de liquidez, el bloqueo de inversores externos llevó a la compañía española a la insolvencia, que dio lugar a que el 30 de junio de 2016 se presentara una solicitud de declaración de concurso de acreedores de Zed WorlWide. Cuatro meses después, los inversores rusos presentaron una oferta de compra por un importe de 20 millones de euros, muy por debajo del que era su valor cuando dieron comienzo las "maniobras" de Mikhail Fridman.