Alquileres disparados para vivir en cuchitriles; rentas por habitaciones que no dan garantías y suben anualmente; trato y servicios indecentes recibidos de una parte arrendadora que sabe del negocio de los pisos compartidos y abandona sus cuidados; cada vez más meses de fianza y pago de honorarios de agencia ilegales; requerimientos de la últimas veinte nóminas, contrato de trabajo, movimientos bancarios, cinco avales y un largo etcétera que nunca toca fin. Estas son solo algunas de las situaciones que los jóvenes enfrentan diariamente cuando se emancipan, mientras los especuladores se forran a su costa.

La alternativa que les ofrece el mercado a sus miseros sueldos es esa, con la connivencia de administraciones públicas que reniegan de intervenir y despliegan una alfombra roja para la especulación de sus tiranos caseros. Con suerte habrá calefacción en invierno y el propietario no accederá a la vivienda a su gusto, todo ello destinando más de un tercio de tu sueldo (35%) si aceptas compartir piso. De lo contrario, si la pretensión es emanciparse de forma real y no compartiendo obligadamente, los jóvenes están obligados a destinar el 92,3% de sus rentas salariales (en el mejor de los casos y huyendo de ciudades como Madrid o Barcelona).

El estudio publicado este martes por el Consejo de la Juventud de España (CJE), aprovechando el Día Internacional de la Juventud, evidencia que emanciparse cada vez es más complejo para los jóvenes españoles, que se ven empujados a la única alternativa de compartir piso con otros que se encuentran en su misma situación. El informe del segundo semestre de 2024 expone que existen 102.203 jóvenes menos viviendo fuera de su hogar, lo que se ha llevado la tasa de emancipación al 15,2%, un mínimo no registrado desde que se tienen datos.

El retroceso fue especialmente acusado entre quienes tienen entre 25 y 29 años (-3,97%) y entre las mujeres jóvenes (-2,10%). “Este empeoramiento de los niveles de emancipación resulta especialmente llamativo si se tiene en cuenta que se produjo en un contexto de mejora del mercado laboral”, expone el CJE, aludiendo al mínimo de la tasa de desempleo juvenil y al incremento el salario mediano de la juventud asalariado, lo que deja constancia de que el problema es el precio de los inmuebles.

“A pesar de estos avances en materia de empleo e ingresos, el acceso a la vivienda en alquiler siguió deteriorándose, lo que probablemente explica parte del retroceso en la emancipación. A finales de 2024, el precio medio de una vivienda libre en alquiler ascendía a 1.080 euros mensuales, el valor más alto desde que existen registros. Este incremento anual del 11,6 % elevó considerablemente la carga económica del alquiler: una persona joven asalariada debía destinar, de media, el 92,3 % de su salario para acceder a una vivienda en solitario”, recoge el informe.

El impacto es aún mayor atendiendo a la comparativa con generaciones anteriores. Por ejemplo, la tasa de emancipación en 2008 llegó a alcanzar el 26,1%. Y las tasas no puede explicarse exclusivamente aludiendo a que en la actualidad se alargan los estudios, como muchos pretenden, ya que el 53% de los jóvenes entre 16 y 29 años se encuentran trabajando o en búsqueda activa, porcentaje que se eleva al 83,3% para el rango 25-29 o al 87,8% para el de 30-34.

La compra es una opción más alejada

El acceso a la vivienda en propiedad tampoco es una opción. El precio se situó en los 197.210 euros de media en toda España a finales de 2024, un 7% más que el año anterior. El CJE indica que ello suponía que una persona joven debía dedicar "íntegramente" su salario durante 14 años para poder acceder a una propiedad. Asimismo, para hacer frente al pago de la entrada, estimada en unos 59.000 euros de media del país, una persona joven asalariada tendría que destinarlo durante cuatro años.

En esta línea, el informe refleja que el régimen de tenencia más común entre la juventud emancipada sigue siendo el alquiler (57,9%). Además, añade que el 19,7% de las personas jóvenes emancipadas vivía sola en el segundo semestre de 2024 e indica que el porcentaje que compartía piso fue del 29,3%. Igualmente, advierte de que las posibilidades de emancipación no han mejorado para la población joven, puesto que el 26,4% de las personas jóvenes con empleo estaban emancipadas en el segundo semestre de 2024. Así, más de siete de cada diez jóvenes viven aún en el hogar familiar.

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