Solidaridad, el sindicato con vínculos con la extrema derecha y que ha estado presente en las manifestaciones violentas que se han desarrollado estos días, ha convocado huelga general el próximo 24 de noviembre. La organización cercana a Vox hace un llamado a “parar España” a través de sus propias redes sociales. “Frente a la desigualdad y la traición”, reza el cártel que han compartido. Personalidades ultras como la del vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ya han trasladado su apoyo a la convocatoria.

“Ante la nueva traición del Gobierno de España, con la connivencia de la mayor parte de los medios de comunicación, los sindicatos corruptos, la patronal, y el resto de los actores, Solidaridad, como herramienta al servicio de España y de sus trabajadores, solicita todos los apoyos posibles para poder convocar una huelga general”, recoge la página web de la organización. “No rendiremos las banderas de la justicia social y la unidad nacional y, por ello, queremos hacer un llamamiento a todos los españoles, al resto de sindicatos y a toda la sociedad civil”, señala la convocatoria.

La decisión de Solidaridad llega pocas horas después de que el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, hiciese mención a la huelga general durante la jornada de protestas desarrollada el domingo. “Si se me ocurriera pactar lo que está pactando habría una gran huelga general en toda España. No tengáis ninguna duda”, espetaba el líder de la oposición.

“Pedro Sánchez ha traicionado al conjunto de los españoles, ha cedido a los separatistas, ha cedido al chantaje de los golpistas y el pueblo no se lo va a permitir”, ha señalado Rodrigo Alonso, secretario general del sindicato y portavoz adjunto de Vox en Andalucía. “Se está produciendo un atentado contra el Estado de derecho, lo dicen los propios jueces. Ante esta situación solo nos queda salir de forma cívica y pacífica a la calle y reclamar lo que es nuestro que es la unidad de España, nuestra patria”, ha añadido el líder.

Simultáneamente, Santiago Abascal, líder de los ultraderechistas, ha exigido a sus socios del PP que “convoquen inmediatamente movilizaciones institucionales en las regiones donde no hay una mayoría golpista”. “Vox no se va a detener, va a seguir alentando las movilizaciones y apoyando las manifestaciones frente a la sede del partido golpista”, ha continuado. Abascal no recula en su intento de llamar a la insurrección, como ya hiciera la semana pasada pidiendo a las Fuerzas del Orden que no cumpliesen órdenes, y ha mandado su “aliento” a los manifestantes, a los que ha pedido que “resistan”.

El líder de Vox ha intentado justificar la convocatoria de la huelga, pese a no contar con motivación laboral. “Sánchez va a condonar la deuda solo a una parte de España, afectando a los trabajadores del resto de nuestra patria, se va a terminar con la caja única de la Seguridad Social y eso tiene consecuencias para los trabajadores”, ha mentido. Más allá de los argumentos de la convocatoria, ha pedido al resto de sindicatos y organizaciones de la sociedad civil que se sumen.

No obstante, Solidaridad y Vox tienen complicado que se acepte de forma oficial la convocatoria de la huelga, dado que según la ley de 1977 que regula este derecho, la huelga será considerada ilegal “cuando se inicie o se sostenga por motivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores afectados”.

Recuperando la lógica de amigo-enemigo e incendiando el ambiente, Abascal también ha tenido espacio para el Partido Popular, reeditando la etiqueta de la “derechita cobarde”. “Si estamos ante un golpe de Estado no es la hora de la movilización de los domingos, es el momento de la movilización permanente. En frente tenemos a todos los enemigos del orden constitucional y de nuestra patria”, ha trasladado.

La última huelga general celebrada en España data del 8 de marzo de 2018, fecha en la que millones de personas salieron a la calle para exigir y defender los derechos de las mujeres. Para encontrar una huelga estrictamente laboral hay que echar la vista más atrás, concretamente hasta 2012, año en que tuvieron lugar dos convocatorias. No obstante, la del 24 de noviembre puede marcar un antes y un después y ser la primera movilización de esta índole cuya finalidad no es la ganancia de derechos del conjunto de la población.