Hoy cerraremos seguramente el peor mes de la historia del índice español Ibex 35 que acumula en el año una caída del 30% y que en este marzo se dejará más de un 20%. Un resumen de desplomes importantes en los valores entre los que destaca el sector turístico seguido del bancario, salpicando al conjunto de actividades empresariales.

En el devenir de los acontecimientos de la crisis del coronavirus, el primer reflejo se ha producido en Bolsa en el precio de las acciones. Solo Acciona, Viscofán y Cellnex consiguen cerrar en positivo dentro de los 35 valores del Ibex. Para el resto, caídas muy destacadas con IAG, Sabadell, ACS, Meliá y Bankinter a la cabeza que registran descensos superiores al 50% de su valor.

La segunda oleada de efectos se ha producido en la última semana con la anulación o reducción del dividendo de las empresas, es decir, de la parte de los beneficios que destinan a retribuir a su accionariado. En los primeros compases de la crisis se guardaba silencio a la espera de conocer la intensidad. Pero la paralización de la economía y las recomendaciones de suspender el dividendo se han multiplicado. El sector bancario es uno de los más afectados después de que el Banco Central Europeo (BCE) recomendase a las entidades no repartir dividendo o hacerlo con mucha cautela. Una recomendación que llega en un momento en el que la cotización no puede verse más penalizada por esta noticia. El mal de muchos en el sector bancario con caídas de precios del 40% en el año, hace que poco importe a efectos de evolución de la acción dejar de pagar a los accionistas. Eso sí, se pierde uno de los colchones típicos para invertir en Bolsa y especialmente en bancos.

La medida también afecta a compañías líderes mundiales como Inditex que ha anunciado la suspensión de estos pagos o a Repsol que dejará de comprar acciones propias para luego amortizarlas como estrategia de remuneración a los accionistas. Banco Santander ya ha anunciado que no pagará el dividendo pendiente de los resultados de 2019 y deja al criterio de la Junta de Accionistas volver a pagarlo. Caixabank, por su parte, ha decidido reducirlo a la mitad. Por su parte, Bankia ha eliminado el dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros que iba a repartir con el Estado como principal accionista y beneficiario. En los próximos días se irán conociendo más empresas que abandonarán el reparto de beneficios entre sus dueños, los accionistas.

El objetivo es que las empresas tengan más liquidez y así puedan aguantar más fácilmente  los embates de una crisis que se promete profunda, aunque se espera no demasiado larga: todo está por ver según evolucione la pandemia.

El tercer aspecto de este guión de la crisis es la llegada de los llamados profits warnings o advertencias sobre los beneficios. La mayoría de las empresas cotizadas cuando presentan resultados hace una seria de previsiones de acuerdo con sus expectativas de venta y el comportamiento de los distintos mercados financieros. Tanto cuando se dirigen a los pequeños ahorradores a través de la Prensa como cuando celebran reuniones con analistas explican el panorama económico y el de su sector en concreto, así como los propios planes que llevarán a ganar más o menos. Esta guía de los resultados empresariales se ha quebrado definitivamente con la crisis del COVID-19.

A partir de mañana, cuando las compañías empiecen a limar sus cuentas del primer trimestre se producirá una avalancha de  profits warnings que afectarán a la cotización de los valores. Se abre, pues, la temporada de la revisiones de las expectativas donde se verá el verdadero efecto de la crisis. Esperemos que estas relecturas sean lo menos catastróficas posibles.