La inflación ha cambiado de tendencia y ha vuelto a disfrutar de una caída en marzo. El Índice de Precios de Consumo (IPC) acumulaba cinco meses consecutivos de subidas, pasando del mínimo del 1,5% de septiembre del pasado año al 3% registrado este mes de febrero; sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha adelantado este viernes que la evolución de los precios se ha desplomado siete décimas en el tercer mes del año, hasta situarse en el 2,3%.
El dato, que deberá ser confirmado el próximo 11 de abril, es el más bajo de los últimos cinco meses y confirma el cambio de dinámica. Este ha sido posibilitado, según explica el organismo estadístico, por la caída de los precios de la electricidad, gracias a las fuertes lluvias experimentadas en las últimas semanas, la bajada de los precios de los carburantes, diésel y gasolina, que mantienen su lenta progresión a la baja y recuperan valores de hace tres años, y a que los precios de ocio y cultura suben menos que en marzo del año pasado.
Además, la inflación subyacente, que tanto ha importado en ocasiones anteriores, también ha experimentado bajadas. Así, el dato que no incluye los alimentos no elaborados ni la energía ha mantenido su tendencia de reducción y ha perdido dos nuevas décimas, hasta situarse en el 2%, la tasa más baja desde hace más de tres años, en concreto desde diciembre de 2021. Con todo, el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, capitaneado por Carlos Cuerpo, han calificado ambas reducciones de “importantes” y han celebrado la estadística.
Atendiendo al índice armonizado (IPCA), al que atiende Bruselas para la elaboración de sus estadísticas, el valor se ubica en el 2,2%, también siete décimas del registrado en el mes anterior, y su variable subyacente en el 2%. Más allá de los datos interanuales, los precios de consumo registran en marzo una tasa del 0,1% respecto al mes de febrero, que se eleva hasta el 0,7% para el IPCA.
Otra vez las lluvias
Aunque nunca llueve a gusto de todos y las últimas lluvias que han empapado todo el país han generado muchas quejas entre la población, necesitada de la época primaveral, lo cierto es que su precipitación ha venido bien a casi todos los sectores del país. Los chubascos no solo han servido para reducir el precio de la electricidad, con la generación hidráulica, y para preparar mejor al país de cara a las previsibles sequías veraniegas; sino que también ha tenido afectación directa en las cosechas y, en consecuencia, en la cesta de la compra.
Uno de los productos más afectados es el buque insignia de la gastronomía mediterránea, el aceite de oliva. Así, después de muchos meses de tendencia alcista, detonado por las condiciones climáticas y afectación en las cosechas, las lluvias experimentadas en los últimos meses por todo el territorio están dando aire al producto, tal y como exponen los datos del Sistema Poolred de la Fundación del Olivar, el Boletín compartido por el propio Ministerio de Agricultura y la evolución de la inflación.
El reflejo en el recibo de la compra del oro líquido es algo más asumible y podría serlo aún más si la tendencia climática se mantiene, algo que parece no será así, y las cosechas futuras certifican las previsiones positivas. Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos y los agricultores comienzan a protestar porque consideran que el pago en origen es demasiado bajo y no cumple con sus pretensiones de cinco euros por kilogramo.