Pese a la alerta del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la caída en su predicción del crecimiento económico mundial por la política arancelaria de Trump, España solo sufrirá una reducción del 0,1% del PIB por cada aumento del 10% de gravámenes. El organismo estima que este impacto será a “corto y medio plazo”, pero no toma en cuenta posibles no linealidades, nuevos picos de incertidumbre y disrupciones en las cadenas de valor globales que podrían generar cuellos de botella en el suministro.

“La economía española ha continuado a superando la zona euro, pero sus ganancias en sus ingresos per cápita han sido más modestas”, ha señalado el informe anual “Artículo IV”, publicado este viernes, del FMI. Ha insistido, asimismo, en que las autoridades españolas deberían aprovechar el sólido impulso del crecimiento para reconstruir con mayor rapidez el margen fiscal y reducir los riesgos de la deuda soberana, en el contexto de un plan fiscal a medio plazo mejorado.

“El aumento de la incertidumbre de políticas comerciales y los aranceles anunciados por la administración de Estados Unidos a principios de abril están proyectados para tener un impacto adverso sobre la economía [española]”, señala el FMI, aunque este impacto “ser contenido por la exposición directa e indirecta (valor añadido) comercial limitada a Estados Unidos”. Por ello, la caída en el crecimiento proyectado se atribuye al envejecimiento de la población y la inmigración neta en vez de la política arancelaria del presidente estadounidense, Donald Trump.

El informe apunta a que, en ausencia de nuevas medidas de consolidación, además de los aumentos de las cotizaciones a la seguridad social derivados de las reformas de las pensiones de 2021-2023 y la no indexación de los tramos del IRPF, el déficit se estabilizaría por encima del 2% del PIB para 2030. Al mismo tiempo, la ratio deuda/PIB se mantendría por encima del 90% antes de volver a aumentar a largo plazo a medida que se intensifican las presiones fiscales derivadas del envejecimiento de la población.

En este sentido, sopesando los riesgos fiscales, por un lado, y la sólida posición cíclica de la economía, por otro, el personal técnico del FMI recomienda a España adelantar el ajuste del 3% del PIB previsto por las autoridades para el período 2025-2029 en lugar del período 2025-2031. "Este esfuerzo, que requeriría alrededor de dos puntos porcentuales del PIB en nuevas medidas, debería respaldarse con un plan fiscal a medio plazo mejorado que establezca prioridades bien definidas de aumento de impuestos y reducción del gasto", sostiene la institución internacional.

De tal manera, el FMI considera que la armonización del IVA y la mejora de la tributación ambiental permitirían a España alcanzar el objetivo recomendado, reduciendo al mismo tiempo las distorsiones económicas. Esta misma sugerencia también ha sido emitida por Bruselas esta semana, que ha felicitado al país por sus avances en su plan de recuperación tras la Covid 19, si bien ha señalado recomendaciones similares a los del FMI.  

El gasto en defensa también supone un riesgo

El FMI ha confirmado sus previsiones de crecimiento para la economía española, con un 2,5% este año, que se moderará al 1,8% en 2026 y al 1,7% un año después, a medida que se normalicen las exportaciones y el crecimiento de la población en edad laboral. Además del impacto limitado de la política comercial de Estados Unidos, el organismo internacional ha señalado la fragmentación política y el incremento en el gasto de defensa como riesgos para la economía.

“La fragmentación política, que ha contribuido a dos renegociaciones presupuestarias anuales, puede obstaculizar una respuesta fiscal si la reducción del déficit español se queda corto de su compromiso bajo el marco de gobernanza de la Unión Europea o si surgen preocupaciones en el mercado sobre la emergencia de riesgos soberanos”, destaca el informe. Sin embargo, también resalta que un aumento en el gasto de defensa, proveniente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea, puede ampliar la presión fiscal del país.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y el embajador de Estados Unidos para la OTAN, Matthew Whitaker, han alertado sobre su intención de aumentar el gasto en defensa de los países miembros de la alianza al 5% en la cumbre de La Haya este mes. España ha estado en la cola del gasto en defensa, pero se ha comprometido a alcanzar el 2% del PIB este año. El FMI ha señalado que “más presión fiscal puede emanar de un gasto en defensa más persistente o mayor de lo planeado que no podrá ser totalmente compensado por la reducción de gastos o aumentos en impuestos”.

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