Una amnistía fiscal que regulariza dinero sin pedir explicaciones, proceda por ejemplo del narcotráfico o la prostitución,  no sólamente es inmoral para muchos ciudadanos y discutible desde el punto de vista legal, sino que ha provocado que la Unión Europea critique públicamente la medida. No es habitual que un comisario critique específicamente una medida de un país, la "diplomacia bruselina" funciona siempre con duran críticas internas y balones fuera ante la prensa. Cuando la bofetada es pública quiere decir que el cabreo es monumental.

Una mentira más de Montoro
Cristóbal Montoro afirmó el pasado mes de abril que la amnistía fiscal contaba con el apoyo "de los principales organismo internacionales". Obviamente mintió porque ahora el comisario europeo de fiscalidad, Algirdas Semeta, ha dicho que la amnistía fiscal del PP "disminuye la eficiencia de la lucha contra el fraude y la evasión". Y para que no quedaran dudas añadió: "Mi actitud personal sobre este fonómeno es bastante negativa".

Montoro presentó la anmistía como una "regularización", dijo que era un procedimiento reconocido internacionalmente y que hasta la OCDE recomienda el procedimiento a países con dificultades.

Y encima la amnistía fracasa
Los números están demostrando que, además, el "procedimiento" de Montoro se ha hecho mal. No se está produciendo una avalancha de dinero negro a cuentas bancarias y Cristóbal Montoro se puede encontrar en la ridícula situación de haber defendido una medida económica inmoral, reprobada por Bruselas que encima no cumple su objetivo de aflorar y recaudar dinero.

El plazo para acogerse a la amnistía fiscal finaliza el 30 de noviembre y técnicos de Hacienda reconocen que hay "pocas solicitudes", porque en la mayoría de los casos "sale más barato regularizar a la antigua usanza", bien porque la adquisición de bienes ocultos ha prescrito como delito fiscal o porque con la regularización tradicional solo hay que pagar por las rentas generadas por esos bienes (por los intereses o dividendos).